El tenista español Rafael Nadal devuelve una bola al francés Lucas Pouille durante el partido de segunda ronda del torneo de Montecarlo. | Efe

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Pese a perder en la semifinales de Montecarlo ante Novak Djokovic, el español Rafael Nadal no solo ha recuperado el número 4 del ránking mundial sino también «las buenas sensaciones» en su tenis, por lo que afronta «con fuerza e ilusión» la reconquista del Trofeo Conde de Godó.

Nadal, que se entrena en las pistas del RCT Barcelona 1899 desde el pasado domingo, compareció este mediodía en rueda de prensa para confirmar que ha dado un paso adelante en su preparación, que ha ganado «en seguridad y confianza» y que espera refrendar esta mejoría durante esta semana en la capital catalana.

«En Montecarlo conseguí por primera vez jugar sin altibajos. Por momentos jugué a mi nivel y recuperé las buenas sensaciones. Aquí quiero dar continuidad a la semana de Montecarlo y seguir mejorando», ha anunciado.

El exnúmero uno mundial reconoce, no obstante, que no sabe si esta mejora en su juego le alcanzará para levantar su noveno Godó. «Mas teniendo en cuenta que tengo un cuadro complicado desde el principio», ha recordado.

El balear debutará el miércoles con el vencedor del partido de primera ronda entre el italiano Paolo Lorenzi y el también español Nicolás Almagro, que ya lo eliminó en los cuartos de final del torneo el año pasado.

En octavos de final le esperaría o su compatriota Fernando Verdasco, que ya lo ha derrotado este año en la tercera ronda del Master 1.000 de Miami, o el italiano Fabio Fognini, que lo eliminó en semifinales del Open 500 de Río de Janeiro en febrero pasado.

En cuartos, Nadal podría verse las caras con Feliciano López, que disputará el abierto barcelonés por decimoquinta vez y lo hará además con el mejor ranquin de su carrera (12).

Y en semifinales, tendría otro hueso duro de roer: el también español David Ferrer, séptimo jugador mundial, finalista en Barcelona en cuatro ocasiones -en las cuatro cayó ante Nadal- y al que acaba de derrotar en el Master 1.000 de Montecarlo.

Nadal ha dado por hecho su emparejamiento con Almagro la jornada de su debut. «El año pasado ya me ganó aquí y es uno de los rivales más peligrosos que te pueden tocar, no solo en tierra sino en cualquier superficie. He de intentar hacer mi camino y ponérselo difícil a Nico, y estoy preparado para todo, también para volver a casa», ha apuntado.

Atrás ha quedado la ansiedad que tenía por hacerlo bien en cada partido, tras venir de un año accidentado en el que sufrió una lesión de muñeca y una apendicitis.

«Cuando vuelves tienes ganas de hacerlo bien desde el principio y te puede crear ansiedad no conseguirlo. Hay que aceptar que puede no ser así, aunque lo haya hecho otras veces», ha comentado al respecto.

Por otra parte, ha restado importancia al hecho de haber cambiado de raqueta (ahora las cuerdas tienen más separación entre ellas) tras el torneo de Miami.

«No creo que sea un factor importante en mi tenis. Es más mental y tenístico que otra cosa. Si acaso, me ofrece más control, pero nada más. Me siento bien con ella, pero con la otra gané todo lo que gané», ha recordado.