-Sin duda, el 14 de febrero es día de flores, bombones y joyas. Si la pareja trabaja ese día, uno de los detalles más románticos es encargar un ramo de flores que le llegue al trabajo con una tarjeta personalizada que hará que se emociones y que sea la envidia de la oficina.
-Las joyas son otro de los regalos más tradicionales, y a nadie le desagrada una regalada con amor. Pendientes, anillos, pulseras o colgantes son algunas de las opciones, como también lo son los complementos (bolsos, corbatas, bufandas, guantes...) en cuanto a moda.
-Otra de las posibilidades para regalar en San Valentín es un álbum de fotos del tiempo que se ha pasado en pareja o alguna instantánea importante enmarcada. Hoy en día se imprimen pocas fotos, por lo que tener un recuerdo físico es de agradecer.
-Los bombones también se regalan mucho el Día de los Enamorados, porque, ¿a quién le amarga un dulce? Pero más allá de la tradicional caja de bombones, la repostería ofrece gran variedad de productos azucarados, o no, con los que sorprender a la pareja. La pregunta es, ¿qué prefiere? Bombones, galletas, chocolatinas, tartas, muffins...
-La ropa interior también es uno de los regalos clásicos por San Valentín, ya sea porque es algo que sólo verán en la intimidad los miembros de la pareja o porque sirva para provocar un momento de pasión. Rojo y negro son los colores más escogidos para darle una chispa de sensualidad el Día de los Enamorados.
-Sin duda, una de las cosas que nos hace acercarnos a nuestra pareja es el olor que desprende, algo que muchas veces podemos provocar regalando una colonia. Si ni Papá Noel ni los Reyes Magos le han traído una, escoger su perfume preferido es una apuesta segura para San Valentín.
-Otra manera de evocar la infancia de la pareja es regalarle un peluche. Además de los clásicos ositos, la gran variedad permite ofrecer un regalo simpático de, por ejemplo, películas o series (Star Wars, Minios, Juego de Tronos, Dragon Ball, Disney...).