La Asociación Multisectorial de la Jardinería Andaluza (AMJA) ha asegurado que, ante la «alarma» generada por las «últimas noticias» sobre el ficus de la iglesia de San Jacinto, «existe la posibilidad de realizar actuaciones técnicas que permiten la supervivencia» del ejemplar con las «máximas medidas de seguridad para el entorno y las personas».
Así lo ha indicado la asociación en un comunicado este martes con motivo del comienzo de la poda por parte de una empresa contratada por la parroquia, «responsable» del árbol por encontrarse dentro de su recinto. De momento, el párroco de San Jacinto, Javier Rodríguez, ha asegurado en declaraciones a Europa Press que «lo que se está haciendo es una poda del ficus». En este sentido, ha añadido que «sintiéndolo en el alma», hay que «tomar una decisión drástica», en referencia a la tala del ejemplar, argumentando que lo «más importante es la seguridad de las personas y del templo».
Por contra, AMJA ha insistido en la «necesidad» de que sea un «equipo multidisciplinar quien asesore a las entidades competentes» y que, en relación a los árboles, intervengan «expertos en arbicultura», tachando el asunto de «complejo». Así, ha manifestado que «del mismo modo que para realizar informes sobre edificios se requiere la intervención de arquitectos, en este caso se debe exigir el dictamen de expertos arboristas».
La asociación ha explicado que, tras la catalogación de Bien de Interés Cultural (BIC) de la iglesia y el Ficus, solicitó el pasado mes de julio a la Delegación de Cultura la «paralización cautelar de cualquier actuación que afecte a la integridad del ficus». Según ha recordado, la Delegación integró la petición en el informe que emitió, donde destacaba que las medidas que se adoptaran deberían «ser determinadas por especialistas a tal efecto».
No obstante, según AMJA, «el único informe» que se ha tenido en cuenta para «decidir sobre el árbol» ha sido el realizado por «un arquitecto, sin que se contemple la participación de otros especialistas con experiencia contrastada en arbolado urbano». Por esta razón, la asociación se ha ofrecido a las entidades para «poner a su disposición especialistas de reconocido prestigio que puedan evaluar y dictaminar las actuaciones más oportunas».
Por último, la asociación ha resaltado que el arbolado urbano es «generador de beneficios ecosistémicos valiosísimos, mejoran la calidad de vida y la salud de los ciudadanos y forman parte del patrimonio, por lo que ambos --urbanismo y arbolado--, deben valorarse y considerarse de forma semejante».
Por su parte, el párroco de la Iglesia de San Jacinto, ha recordado los informes propios y municipales que apuntan a la «necesidad de talar» el citado árbol, documentación que fue trasladada a la Comisión de Patrimonio Histórico de Sevilla para que comprobara cómo está afectando el ficus tanto al BIC que constituye la iglesia «como a los viandantes».
La Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, adscrita a la Consejería de Cultura, apostó por que fueran «especialistas» los que fijasen «el alcance» de las medidas a aplicar a este árbol, es decir, quienes las definiesen. Finalmente, y previa petición del apeo por parte de la parroquia dueña del ficus por estar en sus terrenos, la Gerencia de Urbanismo concedió la licencia de apeo o tala.
La Gerencia analizó, en su momento, tanto la solicitud de tala como el informe sobre la afección del árbol en la parroquia, así como el informe de Parques y Jardines en respuesta a la solicitud hecha por la propia administración local sobre la «viabilidad» de mantener el ejemplar.
Sobre este último punto, el informe municipal señalaba que «siempre y cuando se tomen medidas de conservación, no sería necesario el apeo», toda vez que esas medidas de conservación recaen en el titular o propietario del BIC, que es la propia parroquia.
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