Expertos participantes en el XX Congreso Nacional sobre el Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), que se celebrará esta semana en Bilbao, organizado por la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA) han alertado de que el VIH «no ha desaparecido» y que hay gente nueva que se infecta por prácticas de riesgo. Asimismo, han destacado la importancia del uso del preservativo y del diagnóstico precoz para frenar la enfermedad.
El congreso ha sido presentado esta mañana en rueda de prensa por la presidenta de SEISIDA, Concepción Amador; Marta Pastor, representante de Bizkaisida y miembro de la Fundación SEISIDA; Miguel Ángel Von Wichmann, doctor en el Hospital de Donostia y miembro de SEISIDA; Julia del Amo, directora de la División VIH, ITS, Hepatitis Virales y TB del Ministerio de Sanidad; Antonio Arraiza, responsable del Plan del Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) del Gobierno Vasco; y Marco Imbert Escobar, presidente de Euskalsida.
Según han destacado, la esperanza de vida de las personas con VIH es equiparable a la del resto de la población. La edad media de los infectados se sitúa por encima de los 50 años, por lo que se deben enfrentar a un envejecimiento en el que deben convivir con la enfermad, lo que supone un reto para los sistemas sanitarios de todo el mundo. De ahí el lema del congreso de SEISIDA, 'Cronicidad con Calidad de Vida: C+C'.
Los últimos datos publicados sobre la epidemia de VIH y sida en España reflejan que desde su inicio y hasta el 30 de junio de 2021 se han notificado un total de 88.684 casos de sida, la mayoría varones, y más de 150.000 personas han sido infectadas por el VIH.
«La infección por VIH se ha convertido en muchos aspectos, y para la mayoría de las personas que viven con VIH, en una enfermedad crónica y el sistema sanitario debe adaptarse a unas necesidades diferentes», ha asegurado Miguel Ángel Von Wichmann, co-presidente del Congreso y experto en enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Donostia.
Por eso, ha añadido, «es necesaria una mayor coordinación y participación de la Atención Primaria, tanto personal médico como de enfermería, pero también de los profesionales de Salud Mental, servicios sociales y organizaciones ciudadanas para trabajar en la cronicidad con calidad». Desgraciadamente disponemos de unos sistemas sanitarios saturados, especialmente en Atención Primaria", ha lamentado.
Más de 50 años de edad
Por su parte, el responsable del Plan del Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) del Gobierno Vasco ha detallado que las personas que viven con VIH en Euskadi tienen una «media de edad de más de 50 años» y muchos presentan comorbilidades y pluripatologías que es necesario «abordar de una manera integral e integrada entre niveles asistenciales para poder personalizar la asistencia en función de sus necesidades y con un protagonismo mayor de la Atención Primaria».
Según ha apuntado, en 2020 en Euskadi hubo 119 nuevos diagnósticos, la mayoría en varones, aunque «lo más preocupante siguen siendo los diagnósticos tardíos, más del 50%». La sexual sigue siendo la principal vía de transmisión y la edad media de los nuevos contagiados está en torno a los 30 años.
Anualmente se diagnostican en Euskadi unos 150 nuevos casos, cifras que han bajado al entorno de los 100 casos en los dos últimos años de pandemia, pero Arraiza ha alertado de que este año se volverá a las cifras prepandemia. «Esperamos no llegar, pero se acercará», ha dicho, para insistir en la necesidad del uso del preservativo y del diagnóstico precoz, ya que «cuanto antes se les diagnostique a esa persona, tendrá un mejor tratamiento y habrá menos posibilidades de que lo transmita a otras».
Arraiza ha señalado que Euskadi es una de las pocas comunidades autónomas que ha mantenido activa una unidad funcional dedicada exclusivamente al VIH, «con un plan específico de prevención y acción y un conjunto de líneas de trabajo para prevenir y controlar el VIH y las infecciones de transmisión sexual».
Para Marco Imbert, presidente de Euskalsida, estos datos demuestran que sigue siendo importante poner el foco en las personas y en la prevención. Pero en un sentido mucho más amplio, «también teniendo presente la calidad de vida de las personas antes y después de una infección por VIH».
Imbert ha afirmado que la cronicidad es el nuevo escenario de las personas que «vivimos con VIH» por lo que se debe trabajar «por una cronicidad con una calidad de vida», en la que se cuide «el aspecto emocional y psicológico de todas las personas».
Respecto a una posible mayor mortalidad por Covid entre la población con VIH, los ponentes ha descartado este extremo y han apuntado que las personas con VIH vivirán el proceso clínico del Covid igual que otra persona sin VIH. En este punto, Imbert ha precisado que siendo persona portadora del VIH se contagió de Covid y fue asintomático.
Para la presidenta de Bizkaisida, cuando una persona acude al profesional de salud a que «le ayuden, a recibir tratamiento, cura y apoyo» se encuentra en un estado de «mayor vulnerabilidad», por lo que ha advertido que, día de hoy, siguen existiendo situaciones de estigmatización en el ámbito sanitario.
Indetectable=intransmisible
Los avances en el tratamiento permiten el control del virus y aseguran una buena calidad de vida, ya que una persona con «virus indetectable no puede transmitir el VIH», ha afirmado Marco Imbert.
Para Concha Amador, presidenta de SEISIDA, es «esencial recordar el concepto de indetectable=intransmisible; es decir, que las personas con VIH en tratamiento con carga viral indetectable no pueden transmitir la infección a otras personas».
No obstante, ha subrayado que para la reducción de la transmisión es preciso una combinación de factores: tratamiento universal de todas las personas con VIH, diagnosticar precozmente y tratar de manera inmediata.
Por su lado, Julia del Amo, directora de la División VIH, ITS, Hepatitis Virales y TB del Ministerio de Sanidad, ha manifestado que el Gobierno comparte el compromiso de la comunidad internacional de «poner fin a la epidemia de sida como amenaza para la salud pública para 2030. Para ello, trabaja en conseguir los objetivos de ONUSIDA 95-95-95 (95% de las personas con VIH diagnosticadas, de las que el 95% estén en tratamiento y al menos el 95% con carga viral indetectable) y del cuarto 95 para que las personas tengan una buena calidad de vida y cero discriminación».
Estos retos, ha añadido, «se reflejan en el nuevo Plan de Prevención y Control de la Infección por el VIH y las ITS 2021-2030 en España, en el que se establecen cuatro objetivos estratégicos basados en la prevención, el diagnóstico precoz, el inicio temprano de los antirretrovirales y el manejo de la cronicidad, y la mejora de la calidad de vida de las personas afectadas».
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