Los forenses que practicaron la autopsia de Iván Vaquero, el vecino de Velilla que falleció de una paliza mortal el 15 de noviembre de 2020, han ratificado en la vista oral la etiología homicida de la muerte a consecuencia de una hemorragia provocada por los fuertes golpes que recibió en la cara o incluso por un «patadón» en la cabeza.
El juicio contra Alberto Jurado, de 26 años, se ha retomado este lunes en la Audiencia Provincial de Madrid con la prueba pericial, clave para determinar si se produjo un homicidio doloso o imprudente al mantener la defensa que los golpes no produjeron el daño cerebral.
En la sesión, las partes han anunciado los informes finales, adelantando la fiscal que mantiene su petición de 12 años de cárcel por homicidio intencionado. La acusación particular eleva a 25 años de cárcel la petición por asesinato, mientras que la defensa pide dos años y medio por homicidio imprudente, con la atenuante de reparación del daño al haber consignado parte de las indemnizaciones a la familia.
El abogado de la familia, José Luis Vegas, califica los hechos de asesinato al no poder defenderse la víctima de la agresión al recibir golpes ante los que no puedo reaccionar.
La paliza que desembocó en la muerte de Iván se inició después de que el homicida le recriminara unas pintadas que había hecho en su portal contra el exmarido de su pareja, con quien había roto días antes.
El acusado sostiene que le propinó una patada en el costado y dos puñetazos en la cara, si bien niega que le rematara en el suelo con un pisotón, tal y como manifestaron la semana pasada varios menores que presenciaron la agresión.
Fuertes golpes
Los especialistas en Forensía han expuesto al tribunal que llamaba la atención los golpes que presentaba en la zona craneal, sobre todo en el lado del ojo izquierdo. «Tenía los huesos que rodean el ojo rotos y eso solo se puede producir con un fuerte puñetazo, no uno habitual, o un patadón», ha subrayado una de las expertas.
Apuntan a la posibilidad de que Iván recibiera un «patadón» que pudo no impactarle directamente en la cabeza pero le provocara un hematoma en la cara por el movimiento del encéfalo a nivel interno.
El resto del cuerpo también presentaba contusiones, siendo uno de los más grandes en la cadera izquierda por la fuerte patada que le dio el acusado en el costado. «Los golpes tuvieron que ser de gran intensidad», han destacado.
En concreto, el informe de autopsia ratificado concluyó que la etiología de la muerte era «violenta de tipo homicida» como consecuencia de «una hemorragia cerebral aguda» derivada de los fuertes golpes que recibió, sobre todo en la cabeza ante la presencia de multitud de hematomas.
Malformación cerebral
La defensa mantiene que la muerte se produjo por una hemorragia debido a una malformación arteriovenosa cerebral, por lo que se trataría de un homicidio imprudente. Frente a ello, los expertos insisten en que el sangrado por el cuadro hemorrágico se produjo por los golpes y no por la malformación.
En la pericial de parte, los peritos del Instituto Nacional de Toxicología han descartado que la hemorragia se produjera por los golpes que recibió en la cara, apuntando a que se produjo un sangrado debido a una malformación cerebral a consecuencia de una subida de tensión.
«Las lesiones basculares eran un poco dudosas. La ruptura de la malformación arteriovenosa se produjo por una subida de tensión, algo que pudo ocurrir en la pelea. Los golpes no fueron suficientes para causar el daño cerebral», ha dicho el perito de parte.
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