Así comenzaba el V Encuentro Mundial de las Familias, el primer viaje de Benedicto XVI a España que se vio ensombrecido por el accidente mortal de Metrovalencia, en el que murieron 43 personas, y que fue motivo para que Benedicto XVI alterara su agenda para rezar un responso por las víctimas en la estación siniestrada y encontrarse con sus familiares.
Termómetros a más de 30 grados y un millón de fieles aguardaban al Papa. Se habían desplegado 11.000 globos con la bandera vaticana y 50 pantallas gigantes para retransmitir el viaje apostólico por el paseo de la Alameda --que tiempo después protagonizarían titulares--.
A su llegada al aeropuerto lo recibieron también los entonces Reyes de España, Juan Carlos y Sofía; el ahora expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el que era su homólogo en la Generalitat, Francisco Camps, así como la alcaldesa Rita Barberá.
Tras un breve encuentro privado con los monarcas, inició en un vehículo panorámico el trayecto hasta la capital y su primera parada, sobre las 12.45 horas, fue la estación de metro de Jesús, donde se registró el accidente de metro. Allí rezó por los fallecidos y heridos y depositó una corona floral en su memoria. Este punto no estaba contemplado en el programa inicial de la visita del Papa, que expresó su deseo de visitar la estación tras conocer el suceso.
Momentos después reanudó la marcha, por el centro de la ciudad, hacia la Catedral. En la plaza, un grupo de vecinos lanzaba cubos de agua a los peregrinos que se encontraban esperando a su llegada con el fin de refrescarles del calor que se sufría en la ciudad.
Ante la Seo, la alcaldesa le entregó la llave de la ciudad y el papa firmó en el libro de honor, contempló los frescos renacentistas de la cúpula mientras sonaba música de Capella de Ministres, rezó ante la patrona de los valencianos y saludó a algunos de los familiares de los fallecidos en el accidente del tren.
A su salida de la Basílica, el Papa Benedicto XVI realizó una plegaria en valenciano antes del rezo del Angelus Domini ante los miles de peregrinos concentrados en la Plaza de la Virgen. El Pontífice se dirigió a la patrona de la capital, con «amor filial y en valenciano» y señaló «davant la 'Cheperudeta' --como se conoce cariñosamente a la patrona-- vullc dirli: ampareumos nit i dia en totes les necessitats, puix que sou, Verge Maria, Mare dels Desamparats».
Después, por la tarde, un millón de fieles celebraron con el Papa Benedicto XVI la Fiesta de las Familias en la Ciutat de les Arts i les Ciències de Valencia.
El Papa, en su mensaje, hizo un llamamiento a los gobernantes a reflexionar sobre «el bien evidente» de la familia y recordó que el «objeto de las leyes es el bien integral del hombre». Se acababa de legalizar en España el matrimonio homosexual. El Papa afirmó que «Dios creó al hombre y la mujer y los ha llamado en el matrimonio a una íntima comunión de vida y amor entre ellos» y que «ésta es la verdad que la Iglesia proclama sin cesar al mundo». Asimismo, alertó sobre la necesidad de garantizar a las familias que «no están solas» ante «los desafíos de la sociedad actual, marcada por la dispersión que se genera sobre todo en el ámbito urbano».
Cantantes como la brasileña Fafá de Belem o Monserrat Caballé amenizaron la ceremonia interpretando canciones como un Ave María brasileñoy un Padrenuestro del compositor José María Cano, que dirigió la orquesta que le acompañaba. También participaron el Coro de la Generalitat acompañado por la Orquesta de Valencia que interpretó 'Valencia' del maestro Serrano y el Taiwán Ballet que ofreció una danza típica oriental.
El encuentro contó además con el testimonio de numerosas familias, venidas de todas partes del mundo, quienes compartieron con el Papa su experiencia. La ceremonia culminó sobre las 23.30 horas con un castillo de fuegos artificiales de la pirotecnia valenciana 'Caballer' que contó con un «ramillete» de fuegos artificiales, de más de 200 kilos de pólvora de colores neutros, con una duración de cuatro minutos.
Al día siguiente, el Papa llegó a la misa conclusiva del V Encuentro Mundial de las Familias instantes antes de las 9.30 horas, momento en el que estaba previsto el inicio del oficio religioso. Vestía una casulla verde y portaba el báculo papal, llegó al altar tras recorrer a pie, junto al entonces arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García Gasco, los pocos metros que les separaban de la sacristía, instalada en el Palau de les Arts.
El matrimonio y la familia volvieron a centrar su discurso. Afirmó que la familia, «fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer es el ámbito donde el hombre puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral».
El Papa dio la comunión a Mariano Rajoy, Francisco Camps, Rita Barberá, la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el expresidente de Murcia, Ramón Luis Varcárcel, entre otros.
Tras la misa, pidió un vaso de horchata para refrescarse tras la clausura del encuentro. Por último, Benedicto XVI modificó el itinerario previsto de regreso al aeropuerto de Manises, a donde iba a ir en coche cubierto, para pasar por el centro de la ciudad «y despedirse de los valencianos desde el vehículo panorámico». El 'papamóvil' pasó por las calles Alcalde Reig, Jacinto Benavente, Plaza de América, Navarro Reverter, Plaza Porta de la Mar, Colón, Xátiva, Guillén de Castro, Angel Guimerá, Linares, Avenida del Cid para salir por la autovía A-3 hacia el aeropuerto de Manises, donde fue despedido por los Reyes de España, antes de regresar hacia Roma.
Antes de despegar, en el aeropuerto, manifestó que esperaba que el V Encuentro Mundial de las Familias (EMF) ayudase al mundo a «comprender» que el matrimonio entre un hombre y una mujer «es un gran bien para toda la humanidad».
La visita del Papa no gustó a toda la ciudadanía. Por ejemplo, el colectivo 'Jo no t'espere' vendió más de 5.000 pancartas con el lema y la imagen de su campaña, para visibilizar que «no todos los valencianos están de acuerdo con la visita del Papa Benedicto XVI, ni por su formato de espectáculo faraónico, ni por su contenido retrógrado y estigmatizador». También se organizó un Encuentro Mundial de ciclo-nudismo antipapal, organizado por la plataforma 'Jo no t'espere vestit'.
Años más tarde, los sobrecostes y adjudicaciones por la visita del Papa acabaron en los tribunales en el marco de la Gürtel y se tradujeron en condenas para los responsables de la trama.
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