Alberto Luceño falsificó una tarjeta del CNI en el que se identifica como 'asesor de seguridad'

Así consta en un informe de la Policía Científica, al que tuvo acceso Europa Press, en el que se analiza la autenticidad del falso carné localizado en el registro practicado en su domicilio, así como una placa insignia del CNI. Los agentes concluyen que son «íntegramente falsos».

El pasado septiembre, la Policía Nacional localizó en su vivienda una placa en la que ponía «agente de autoridad del Centro Nacional de Inteligencia (CNI)» y varias impresiones de imágenes de tarjetas de la Policía Nacional y del Ministerio de Defensa.

En el análisis, los agentes de la Sección de Documentoscopia de la Comisaría General de Información hacen constar que la tarjeta a primera vista tiene semejanza con la auténtica, si bien en un estudio en detalle se detectan varias irregularidades.

Por ejemplo, las auténticas se encuentran confeccionadas en un soporte plástico con las esquinas redondeadas mientras que la falsificada se presenta en dos trozos de cartón plastificados impresos.

Otra de las peculiaridades de la falsificación es que no aparece el chip ni el número de identificación personal que debería constar y en contra aparece la leyenda asesor de seguridad.

La placa del cni, también falsa

Los agentes mantiene igualmente que la placa del CNI hallada en la vivienda es falsa al ser diferente de la auténtica el tamaño, forma, la Corona Real, la disposición de los rayos y el color de la leyenda del escudo del CNI.

El pasado septiembre, el juez Carretero abrió una pieza separada del caso de las mascarillas a instancias de la Fiscalía Anticorrupción para investigar las comunicaciones entre Luceño y el empresario malasio San Chin Choon, el proveedor del material sanitario que se vendió al Ayuntamiento.

Anticorrupción pidió a Carretero que la Policía registrase el domicilio del comisionista Alberto Luceño al sospechar que detrás de un correo firmado por San Chin Choon estaría el propio Luceño con la finalidad de avalar falsamente su tesis de que él y su entonces socio Luis Medina eran agentes exclusivos de la empresa malaya.