La hermana de Sergio B. P., el joven de 26 años asesinado en el municipio madrileño de Ambite, se ha roto en su declaración en el juicio que se celebra contra su agresor y la madre de éste por jalear el crimen, manifestando que se siente en paz porque «murió rodeado de sus amigos».
«Todo el pueblo estaba en la plaza en silenció», ha relatado la joven entre lágrimas al rememorar lo sucedido aquella noche de verano. El agresor y su madre se enfrentan a veinte años de cárcel por un delito de asesinato.
Los acusados niegan ser autores del crimen, uno en calidad de autor material y la madre como inductora, debido a que el menor de edad se autoinculpó en el juicio y fue condenado a dos años de internamiento en un centro de menores por un delito de homicidio.
Sergio murió de una puñalada durante una pelea en el municipio. El asesinato se produjo en agosto de 2020 en la Plaza Mayor de este pequeño municipio madrileño de 600 habitantes, próximo a la provincia de Guadalajara.
En la sesión, han comparecido los padres del chico y su hermana, quienes estaban visiblemente afectados. El padre ha negado que su hijo fuera conflictivo y ha contado que incluso pensó en ofrecer trabajo al padre del acusado. «Qué hipocresía la vida!», ha lamentado.
La madre ha recordado que esa noche su marido le avisó de que había habido una reyerta en la plaza y que su hijo había resultado herido. Al bajar, los sanitarios les comunicaron que el chico había fallecido por una puñalada en el corazón. «No puedo pensar que mi hijo estaba en casa tan normal y luego había muerto», ha señalado.
La hermana del chico le llamó esa noche y no respondía a las llamadas. «Pasaron horas hasta que me llamó mi madre y me explicó lo que había ocurrido. Sergio ya no estaba. Me siento en paz porque mi hermano murió rodeado de las personas que le querían, no estaba su familia, pero sí sus amigos», ha señalado.
Varios amigos del fallecido manifestaron ayer que el acusado estaba entre los participantes en la reyerta si bien no vieron el momento en el que le propinó los navajazos. Al parecer, la trifulca se inició al haber insultado alguien a la novia del hermano del acusado.
Los agentes de la Guardia Civil que se desplazaron al lugar tras ser alertados detuvieron a los autores tras ser identificados por un vecino de unos 40 años que vio la agresión. «Ellos gritaba que no habían hecho nada», han recordado. El menor habría reconocido en su detención el crimen, según uno de los agentes.
Los vecinos acusaron a los padres, de nacionalidad brasileña, de permitir que sus hijos salieran de casa con dos cuchillos de grandes dimensiones. El padre falleció cuando quedó en libertad provisional.
El fiscal solicita 20 años de prisión para cada uno de ellos por un delito de asesinato, uno como autor y otro como inductor. En el asesinato habría participado el hermano del acusado, menor de edad en el momento de los hechos.
El menor cumple condena por homicidio en un centro de menores al reconocer ser el autor material de la puñalada mortal, han informado fuentes jurídicas. A los padres se les considera inductores del crimen, porque jalearon con gritos de «mátalo» a su hijo para que asesinara a la víctima.
Hechos juzgados
El acusado, según la Fiscalía, salió de su domicilio junto a su hermano menor de edad con dos cuchillos, uno en cada mano, acompañado de sus padres en dirección a la Plaza Mayor de Madrid.
Cuando transitaban por la calle Luna se encontraron con varios jóvenes con los que habían tenido previamente el conflicto a quienes su padre les dijo: «Venid ahora si sois tan gallitos». A continuación la madre les indicó mientras se acercaba al grupo: «esto en mi país se soluciona con cuchillos».
Entre el grupo estaba S. B. P., de 26 años de edad, que intentó mediar y calmar los ánimos. Sin embargo, el padre de D. C. S. comenzó a insultar y a pegar patadas, al tiempo que su madre alentaba a sus hijos para que los matara.
Fue entonces cuando ambos jóvenes empezaron a lanzar cuchilladas al aire en presencia de sus padres, que no cesaban de animarles, mientras se acercaban cada vez más a la víctima.
S. B. P. trató de quitarle los cuchillos de una patada a D. C. S., «provocando la caída del cuchillo grande al suelo», momento en el que su hermano le dio su navaja con la que lanzó una cuchillada al pecho de la víctima que, sin embargo, le alcanzó en el antebrazo derecho gracias a que lo puso en modo de defensa.
Seguidamente le propinó otra cuchillada que le alcanzó en el hemitórax anterior izquierdo y S. B. P. empezó a desangrarse. Poco más tarde falleció «por taponamiento cardiaco provocado por perforación cardiaca secundaria a herida por arma blanca».
En concepto de responsabilidad civil la Fiscalía reclama a los tres acusados una indemnización «en concepto de daños morales» a los padres del fallecido en la cantidad de 150.000 euros a cada uno de ellos, y a la hermana en la cantidad de 100.000 euros.
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