Editoriales de la Comunitat Valenciana viven la conmemoración del Día del Libro, que se celebra este domingo, 23 de abril, con «un moderado optimismo» y la sensación de que la literatura infantil y juvenil «de calidad»; el cómic y la imagen y los libros en lengua valenciana están marcando tendencia.
«Creo que estamos en un momento de maduración editorial», expone a Europa Press Marc Senabre, director literario de Bromera. En su opinión, «hay un ecosistema editorial que empieza a ser capaz de satisfacer las necesidades del público valenciano y ya es posible encontrar cómic y manga, por ejemplo, editado en nuestra lengua».
También hay novela y ensayo y el espectro de temáticas y estilos de literatura infantil y juvenil cada vez se amplía más«. No obstante, »todavía hay margen de mejora, pero cada vez es más fácil encontrar cualquier clase de libro en valenciano", recalca.
Para Senabre, la tendencia «más obvia es el boom del manga y del cómic». Gracias al éxito entre los más jóvenes de las series de animación, y otros factores, la venta de estos géneros «se ha disparado», apunta este portavoz, que agrega que, en general se ha impuesto la preferencia por los recursos gráficos en toda la franja de literatura juvenil. «Cuanta más imagen mejor», resume.
Sin embargo, la novela parece seguir el camino inverso: «Hay un viraje hacia la historia, aquella novela que explora y reivindica los momentos más importantes de nuestra historia», apunta.
Desde Llibres de la Drassana, Toni Sabater considera que, «sin ser un panorama brillante ni de lejos», el actual «sí es un panorama razonable teniendo en cuenta las circunstancias y la oferta tan amplia de ocio que hay y la diversificación actual». Por ello, habla de «razonable optimismo», puesto que las editoriales valencianas «se mantienen en su mayoría e, incluso, crecen y van razonablemente bien», como es el caso de esta entidad.
En cuanto a los movimientos de los lectores, coincide en que el libro en valenciano «es una cierta tendencia». «Aunque las cifras siguen siendo bajas, --razona-- sí se van rompiendo esos caminos paralelos que no se cruzaban entre la literatura en valenciano y castellano».
«La literatura en valenciano en algunos títulos sí ha conseguido romper ese hermetismo. Gente que no había leído nunca en valenciano lo ha hecho con algunos premios Lletraferit», ha comentado el representante de la editorial que ha lanzado el mayor éxito reciente en lengua propia, 'Noruega' de Rafa Lahuerta.
Otra editorial que apuesta por el valenciano es Denes. Francesc Ferrer comenta a Europa Press que «el mundo de la edición en general en nuestra tierra puede parecer con buena expectativa y divisar un próspero futuro». «Siempre hay que pensar en positivo, pero sin duda el sector está haciendo frente del mejor modo posible a todos los retos que se nos presentan: nuevas tecnologías, nuevos hábitos lectores y diferentes sensibilidades, sin dejar de lado los endémicos de la distribución y presencia del libro al alcance de todas y todos».
«No olvidamos, además, que somos una autonomía con lengua propia y precisamente el sector que editamos en valenciano hemos hecho de rueda tractora al resto. Así que hay que seguir trabajando y con independencia de los lobbies, que tanto pueden interferir en la creatividad y libertad de edición», advierte.
Mercè Pérez, una de las editoras de Sembra Llibres, cree que el estado actual de la edición valenciana es similar al de los últimos años, aunque sí aprecia una mejoría por un mayor apoyo desde las administraciones, entre otros motivos.
Apunta que «queda mucho para romper la visión del libro en valenciano como un libro tan solo escolar». «Aunque el mundo educativo es muy importante, hay que trabajar más en este sentido».
Escritoras y autoría joven
Sobre las tendencias, subraya la labor que se está realizando desde las editoriales valencianas para «acercar libros escritos en otras latitudes» apostando por buenas traducciones. Asimismo, llama la atención sobre la publicación de cada vez más escritoras y la apuesta por la autoría joven, «que tiene mucho que decir». Finalmente, aboga por ofrecer «literatura crossover, que pueda interesar tanto a un público adolescente como a un público joven».
Por parte de Pre-Textos, el editor Manuel Borrás se muestra crítico y cree que, por desgracia, el sector valenciano «juega siempre en inferioridad de condiciones respecto a lo que han sido los dos centros principales de edición en castellano, Barcelona y Madrid, ciudades mucho más corporativistas y, en el fondo, tan provincianas como cualquier otra ciudad de la Península».
Lamenta además que la mayoría de las veces detecta «solo seguidismo de las modas, poca imaginación creadora de verdaderos nuevos espacios de intervención y poco convencimiento en que esto de la cultura es mucho más serio de lo que la inmensa minoría piensa». «Veo demasiadas sacralizaciones de la banalidad para mayor engrandecimiento de la vanidad que esconde toda ignorancia. No se trata de querer ser los mejores, sino de intentar ser mejores», argumenta en declaraciones a Europa Press.
Toni Alcolea, editor de Olé Libros y de Iglú editorial, aporta también su visión al debate y asevera que «ya no se puede hablar de sector local: el lector es internacional y las editoriales hemos de seducir a los lectores más exigentes».
«Muchas editoriales valencianas ya estamos dando el salto internacional gracias a iniciativas de la Asociación de Editores y el apoyo de la Generalitat. La apuesta por la calidad y el nivel creativo innato que tenemos en esta región se nota en las producciones. Claro está que todo cuesta. Es cierto que somos un sector difícil, muy sensible a las crisis, sean económicas, energéticas o de materias primas y, para más, en evolución constante. No obstante, se observa un ligero aumento de ventas, una tendencia al alza. Y no quiero pecar de demasiado optimista. Lo cierto es que en nuestro grupo miramos el futuro con optimismo y centrados en la expansión internacional», afirma.
También apunta a la literatura infantil y juvenil «de calidad» como género «en alza». «En los hogares en que se lee hay una apuesta clara por inculcar la pasión por la lectura de calidad desde la infancia y esa es nuestra realidad, la literatura infantil y juvenil de nivel, con ilustraciones e impresiones muy cuidadas. Y en este sentido, tenemos un mercado muy exigente y los editores hemos de dar la talla. Y no sólo como sector, sino como sociedad, hemos de ser conscientes de que impulsar la literatura infantil de calidad nos asegura potenciar futuros lectores adultos, más críticos y más cívicos», señala.
En cualquier caso, Ricard Peris, de Andana, invita a celebrar este Sant Jordi de fecha peculiar --el 23 del 23-- regalando un libro, que «entra en una de aquellas categorías de 'objetos' que supera su dimensión material». «Más allá de la lectura, el libro siempre se convierte en un objeto que se queda a vivir en tu biblioteca y que, cuando lo vuelves a abrir, te evoca aquel momento concreto de la vida: aquella persona especial, aquellas vacaciones o aquella maravillosa etapa de la vida en que tus hijos aprendieron a leer contigo», concluye.
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