El programa de seguimiento y protección de la cigüeña negra en la Comunidad de Madrid, una de las seis especies de aves más amenazadas en la región, ha cumplido tres años con una tendencia alcista en territorios de asentamientos y reproducción de polluelos.
Como ave migratoria, la cigüeña negra nidifica fundamentalmente en áreas boscosas, cantiles fluviales y roquedos de sierra más o menos próximas a zonas húmedas. Gracias a las cámaras instaladas en los nidos se puede comprobar su llegada en primavera y su viaje transahariano cuando comienza el otoño.
La comunidad autónoma está en el límite noreste de su zona de distribución en la Península Ibérica y su zona de nidificación está restringida principalmente al suroeste. Aunque supone solo el 4% de la población total española, este núcleo madrileño de esta especie tiene una gran importancia por estar situado precisamente en el límite del área de distribución y actuar como fuente para la colonización de nuevos territorios.
En los últimos años se había detectado un preocupante descenso en el número de parejas madrileñas, a tan solo tres. Por ello, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura puso en marcha en 2020 un programa de Conservación en colaboración con la Asociación IBA (International Birdwatching Association) y la Universidad Complutense de Madrid.
Al contrario que en otros lugares, en la región madrileña la cigüeña negra tiene un comportamiento muy huidizo y evita la presencia de seres humanos. Esta situación, en una provincia tan poblada como Madrid, implica que su conservación exija un mayor esfuerzo por la presencia de excursionistas o celebración de eventos en las cercanías de los nidos han implicado el abandono de las puestas, con la consiguiente pérdida de pollos o huevos.
Durante el año 2020, en el que los montes fueron menos frecuentados por el ser humano, los animales más sensibles a nuestra presencia disfrutaron de una adecuada tranquilidad y seguridad, que junto a una primavera con temperaturas suaves y abundante lluvia originó una mejora en general en los en los parámetros reproductores de nuestras especies más emblemáticas y especialmente en la cigüeña negra, la cual ha seguido manteniendo una tendencia alcista en sus territorios ocupados y en sus pollos volados.
Según el balance de la Consejería, al que ha tenido acceso Europa Press, estos últimos años han sido muy positivos para la especie en la región. Esta pasada primavera se han observado cerca de 57 territorios o zonas potenciales para la cría, en el área de la Sierra, tanto piedemonte como algunos lugares en las rampas, localizándose un total de nueve territorios con presencia, 5 territorios reproductores y 13 pollos volados.
Una vez localizados se realiza un seguimiento exhaustivo mediante cámaras para evitar problemas y favorecer que el proceso reproductivo se realice adecuadamente.
Conos artificiales para proteger los nidos
Entre otras, se instalan conos artificiales en los nidos durante la ausencia de las cigüeñas. Con ello se evita la usurpación de otras aves que empiezan su cría antes (como milanos o buitre leonado). Así, se salvaguarda la disponibilidad del nido, retirándose los conos a finales de febrero o principios de marzo, antes de la llegada de las parejas reproductoras a sus zonas de referencia, explican los técnicos regionales.
El programa de conservación contempla también la aportación de alimentación suplementaria mediante la suelta de peces vivos en charcas cercanas; la restauración y protección de plataformas de nidificación y el seguimiento de la migración mediante emisores con GPS que se colocan a los pollos nacidos en las plataformas. Esto permite conocer mejor sus costumbres en lo referente a alimentación, reproducción y comportamiento y el recorrido migratorio que realizan.
La mayoría de los nidos monitorizados se encuentran en fincas privadas, por lo que para su instalación se ha contado con la colaboración de los propietarios. Las cámaras han sido instaladas por el equipo de trabajo en altura de los Agentes forestales de la Comunidad.
La Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior destaca «el enorme valor que tienen para la fauna de nuestros ecosistemas estas aves que, cada verano, se asientan en la península ibérica y a que debemos proteger para conservar sus poblaciones a través de programas como el que está financiando el Gobierno regional y realizando en colaboración con entidades medioambientales y la Universidad Complutense de Madrid».
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