Archivo - La concejala de Podemos Susana Hornillo, foto de archivo | PODEMOS-IU - Archivo

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La líder de Podemos Sevilla y concejala en el Ayuntamiento, Susana Hornillo, ha reclamado esta mañana al alcalde de la ciudad, José Luis Sanz, y al presidente del Gobierno andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, que defiendan a los sevillanos ante la «humillación» a la que han sido sometidos durante la retransmisión internacional de los Grammy Latinos y exija a Univisión --corporación encargada de la difusión global del evento-- disculpas públicas por propagar entre su audiencia tópicos despectivos sobre los sevillanos.

Concretamente, estas manifestaciones fueron vertidas por los presentadores Raúl de Molina y Lili Estefan --rostros populares de la cadena por su exitoso programa 'El gordo y la flaca'--, que llegaron a afirmar que mientras que «en Bilbao se trabaja todo el día porque están todas las empresas, en Sevilla la gente está de fiesta el día entero».

Así, según nota de prensa, Hornillo ha lamentado que un evento de impacto mundial y audiencias millonarias haya servido para «torpedear» la proyección internacional de la ciudad, arrojando «una imagen de nuestra sociedad que en nada contribuye a atraer la inversión empresarial» como pretendían el presidente de la Junta y el alcalde de Sevilla cuando defendían públicamente la celebración de los Grammy en la ciudad hispalense.

En esta línea, Hornillo ha pedido que tanto el gobierno municipal como el autonómico se dirijan por escrito a la Academia de los Grammy Latinos y a Univisión para solicitarles formalmente que los presentadores se retracten de los comentarios despectivos hacia los sevillanos y ha instado a ambos dirigentes del PP a poner a sus respectivos gabinetes jurídicos a estudiar una posible demanda contra las manifestaciones vertidas por Raúl de Molina y Lili Estefan por «lesionar la imagen y el honor de la población de Sevilla y boicotear la potencial instalación de empresas internacionales en la ciudad».

Por último, la líder de Podemos Sevilla ha asegurado que, con un desembolso público de casi 30 millones de euros para traer la gala a Sevilla --cinco de los cuales han sido aportados por los contribuyentes sevillanos--, lo mínimo que se podía pedir a cambio es un trato de respeto y agradecimiento hacia la ciudad y su gente, en lugar de afirmaciones «bochornosas» y «cargadas de falsos prejuicios» según los cuales «la gente de Sevilla no trabaja nunca, está siempre de fiesta y a las siete de la mañana nadie se ha levantado».