Fueron los vecinos de estas dos personas, que vivían juntos en una casa de la calle Ocaña, quienes llamaron a los servicios de emergencia porque hacía tiempo que no les veían por la calle y de su vivienda salía un fuerte olor desagradable. Además, nadie abría la puerta desde hacía tiempo.
Hasta el lugar llegaron el pasado sábado a las 9:15 horas varios bomberos del Ayuntamiento, que forzaron la puerta para acceder a la vivienda. Dentro hallaron los cadáveres de un hombre de 54 años y el de su madre a la que cuidaba, una anciana de 87.
Los policías nacionales que también entraron en la casa comprobaron que los cuerpos llevaban posiblemente varias semanas fallecidos, ya que presentaban signos de descomposición. También advirtieron que a priori, a la espera de lo que determine la autopsia, no tenían signos de muerte violenta.
Las primeras hipótesis apuntan a que el hijo habría muerto por causas naturales o de algún accidente doméstico. Su cuerpo estaba en la cocina con una gran brecha en la cabeza. Así, el hombre podría haberse resbalado y caído en esta estancia y sufrir un traumatismo cranoencefálico severo por lo que habría fallecido.
La madre habría muerto días después por la falta de ingesta de alimentos y agua, según los primeros datos apuntados por el diario 'ABC'. Y es que la anciana estaba impedida, apenas se movía de la cama y necesitaba de la alimentación y de los cuidados de su hijo. Ambos cuerpos fueron retirados tras la llegada del juez forense y trasladados al Instituto de Medicina Legal.
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