Juan Basilio, un bilbaíno de 75 años de edad que se encontraba en Sevilla para pasar unos días de vacaciones, ha sobrevivido a tres paradas cardiacas gracias a la «rápida intervención» de una cadena humana que comenzó en la avenida de la Constitución, donde le dieron las dos primeras paradas, y que continuó en el Hospital Universitario Virgen del Rocío con la tercera, cuando se encontraba ingresado.
La «inmediata intervención» de la Policía Local de Sevilla, que le aplicó una descarga con un desfibrilador automático, hizo que esta persona se mantuviera con vida mientras llegaban los equipos de emergencias sanitarias del 061. Los profesionales del servicio de emergencias sanitarias 061 de Sevilla, a su llegada al lugar, comenzaron a aplicarle las técnicas de soporte vital avanzado, volviendo el paciente a sufrir otra parada cardíaca durante la asistencia, ha relatado este viernes en una nota la Junta.
Los esfuerzos de los cinco profesionales del 061, un médico, dos enfermeros y dos técnicos de emergencias sanitarias, desplazados para la atención de Juan Basilio, dieron sus frutos y el paciente recuperó la consciencia durante todo el tiempo que duró su traslado al hospital Universitario Virgen del Rocío.
Ante la sospecha de un posible infarto agudo de miocardio, se activó desde el lugar de la asistencia el 'Código Infarto', un sistema de alerta entre los equipos de urgencias y emergencias sanitarias y los hospitales, con la finalidad de reducir la mortalidad y morbilidad de las personas con síndrome coronario agudo, mejorar su recuperación y calidad de vida con la aplicación del tratamiento más adecuado de la forma más precoz y rápida posible
A su llegada a este centro, ingresó directamente en el servicio de Hemodinámica, que pertenece a la unidad de Cardiología, donde finalmente se descartó el infarto. Así, resultó que el paciente había sufrido una taquicardia ventricular y fibrilación ventricular asociadas a la cicatriz de un infarto que había padecido 30 años antes.
De hecho, volvió a padecer otra parada cardiorrespiratoria en planta, que los cardiólogos del Virgen del Rocío trataron con éxito. Finalmente, y tras la realización de una resonancia magnética cardiaca y tratar la cicatriz, le van a implantar un desfibrilador automático para prevenir nuevos episodios. Este dispositivo, que se inserta como un marcapasos, tiene las funciones de estimulación y detección de nuevas arritmias. En definitiva, evita que esta persona pueda sufrir nuevas paradas cardiorrespiratorias.
La «correcta» atención a la parada cardiorrespiratoria consiste en la aplicación precoz de una serie de acciones conocidas como cadena de supervivencia que incluyen, por este orden, el reconocimiento de la situación y activación del sistema de emergencias sanitarias, el inicio inmediato de las maniobras de soporte vital básico, la desfibrilación eléctrica precoz y la rápida instauración de las técnicas de soporte vital avanzado.
Ante una parada cardiorrespiratoria, es fundamental la rapidez con que se inicie la maniobra de reanimación cardiopulmonar básica, por parte de las personas presentes, mientras llegan los servicios de emergencia, han explicado desde la Junta. Las recomendaciones indican que, una de las estrategias dirigidas a disminuir la mortalidad de los pacientes que han sufrido una parada cardiorrespiratoria, es enseñar a la población en general las medidas básicas que deben aplicar a estos pacientes mientras llegan los equipos sanitarios, y que han demostrado que aumentan la supervivencia en estos casos.
Aplicar técnicas de resucitación cardiopulmonar en los minutos posteriores a un episodio de crisis mientras llega la asistencia sanitaria ayuda a evitar fallecimientos o secuelas neurológicas de carácter irreversible. El Consejo Europeo de Resucitación indica que estos pacientes precisan atención prehospitalaria in situ y requieren una rápida evaluación, tratamiento y traslado sanitario especializado al centro más adecuado. Es importante recordar que la patología cardiaca constituye una de las principales causas de muerte y morbilidad en los países desarrollados, por lo que la implicación de los servicios extrahospitalarios de emergencias es fundamental para reducir el impacto en salud.
Ante una parada, en primer lugar, hay que alertar «con rapidez» al servicio de emergencias sanitarias llamando al número 061, para posteriormente comenzar con las maniobras de reanimación cardiopulmonar básica (RCP) de forma eficaz y hasta que llegue el equipo sanitario que atenderá al paciente. En tercer lugar, se efectuará la desfibrilación precoz, que se refiere al tratamiento eléctrico de la arritmia que ha producido la parada, si se dispone de un desfibrilador automático (DEA). Por último, el equipo de emergencias sanitarias realizará la asistencia y traslado al hospital correspondiente.
La parada cardiorrespiratoria es la interrupción brusca, generalmente inesperada y potencialmente reversible, de la respiración y de la circulación espontánea. Una recuperación del paciente sin secuelas neurológicas exige que los tiempos de actuación sean mínimos. En este punto, la colaboración ciudadana, el aviso y el inicio inmediatos de maniobras de reanimación son imprescindibles para conseguir un buen resultado final.
Desde los centros coordinadores de urgencias y emergencias del 061, cuando se detecta que el paciente está sufriendo una parada cardiorrespiratoria se activa un protocolo que consiste en el aviso inmediato del equipo de emergencias sanitarias más cercano y el inicio de los consejos para guiar a la persona que se encuentra en el lugar, aún sin tener conocimientos previos, en la realización de las maniobras de reanimación cardiopulmonar mientras llega la ayuda.
La técnica de reanimación cardiopulmonar consiste en el mantenimiento de la vía aérea abierta, de la respiración y de la circulación de la sangre, sin equipo específico, sólo utilizando las manos y la boca, pudiéndose usar dispositivos de barrera para la vía aérea, evitando así el contacto directo con la víctima.
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