La delegada de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta en Granada, Carmen Lidia Reyes, ha visitado en el municipio de Baza la empresa Salazones Cobasal S.L., para conocer su funcionamiento y las mejoras desarrolladas en sus instalaciones y ha elogiado el esfuerzo de esta empresa familiar por seguir trabajando y modernizándose.
Este negocio, que tuvo su origen en 1927 de la mano de Antonio Gómez, bisabuelo del gerente actual, Juan Miguel Gómez, dedicado a la venta de pescado fresco y salazones traídos de Almería, es hoy en día una «importante» factoría que procesa una gran variedad de delicias gastronómicas de alto valor nutricional que se exportan a todo el territorio nacional.
De la comercialización en el pasado del arenque salado, Cobasal, hoy en día, procesa, conserva, envasa y comercializa desde boquerón y sardinas en vinagre, al salpicón de pulpo, pasando por otros productos como los pinchos de sardina y queso y la anchoa salada.
La técnica del ahumado también está presente en esta factoría dando como resultados fantásticos productos a base de salmón, bacalao y atún.
«Cobasal es una de estas empresas que sin renunciar a sus principios ha venido apostando por la diversificación y modernización, tratando de adaptarse a los nuevos tiempos», según Reyes quien durante su visita a las instalaciones comprobó las mejoras realizadas en la empresa a través de diversos proyectos, apoyados por la Junta de Andalucía en el marco de convocatorias de ayudas desde 2018.
Con una plantilla que en temporada alta puede llegar a los 15 trabajadores, está integrada en un 95 por ciento por mujeres. Para la delegada de Agricultura «Cobasal es motor de generación de empleo en el ámbito rural, algo esencial que va en la línea de las políticas de empleo aplicadas por el Gobierno de Juanma Moreno para frenar el despoblamiento de zonas rurales».
Desde 2018, Salazones Cobasal ha venido impulsando una serie de proyectos de mejora que le han llevado a recibir subvenciones por parte de la Junta de Andalucía que suman un total de 187.471 euros, repartidos en tres convocatorias, la primera a través de una línea de ayuda a la transformación de los productos de la pesca y la acuicultura, por la cual recibió unos 85.000 euros.
La segunda, de 2020, es para la mejora del proceso de envasado y certificación de calidad en industria de salazón, por la que recibió 80.525 euros, y la última para la implantación de un sistema de placas fotovoltaicas para obtener un ahorro energético, a la que se destinó una ayuda de 22.000 euros, correspondiendo este importe al 45 por ciento de la inversión total.
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