Santisteve, en la foto de familia con la corporación municipal en el acto de entrega de la medalla de oro de la ciudad. | AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA

TW
0

La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, ha entregado este jueves la Medalla de Oro de la ciudad al exalcalde Pedro Santisteve, en reconocimiento a «su dedicación y servicio a la ciudad» y su «firme defensa de los derechos de los ciudadanos y del municipalismo». Una distinción que Santisteve ha recogido con gratitud y con la convicción de concebir la función pública «como un servicio al pueblo», aunque ha lamentado el «coste» que participar en las instituciones tiene para los ciudadanos de a pie.

El sencillo acto, al que han asistido compañeros de la antigua corporación como Luisa Broto y Alberto Cubero, entre otros, así como la expresidenta de las Cortes de Aragón, Violeta Barba, ha reconocido la labor del exregidor y su compromiso con los valores del municipio.

Chueca ha destacado en su discurso a Santisteve como un «firme defensor del municipalismo», en cuyo mandato sostuvo como uno de sus «pilares» colocar a los vecinos «en el centro de la acción política».

La alcaldesa del PP ha repasado la carrera profesional de Pedro Santisteve, «diversa y rica» como abogado especializado en derecho penal y penitenciario, así como su trabajo «incansable» en la defensa de los derechos de las personas privadas de libertad; también su labor docente en la Universidad de Zaragoza, donde, ha subrayado que ha plasmado su «compromiso» con la educación y la formación de nuevas generaciones de juristas.

Chueca ha elogiado también que fueran «su profundo amor» por Zaragoza y su «compromiso con el servicio público» lo que llevaron a Santisteve a dar «un paso adelante» y trabajar en política. Un periodo del que ha nombrado sus planes estratégicos en materia de infraestructuras verdes, de movilidad sostenible y en la revitalización de la huerta de Zaragoza. Además, le ha apuntado el tanto de promover la reforma del Mercado Central de Zaragoza. Unas iniciativas que reflejan para Chueca su visión de «una Zaragoza más sostenible y más habitable».

La alcaldesa ha afirmado lo siguiente: «Aunque no compartimos la misma ideología, ni las mismas prioridades políticas, sí que reconozco y respeto la sinceridad y el compromiso de Pedro Santisteve con nuestra ciudad y con sus vecinos».

Tras los aplausos del público asistente al acto de imposición de la Medalla de Oro de Zaragoza, que incluso han interrumpido un momento su discurso, Pedro Santisteve ha agradecido el galardón y ha recordado su llegada al Consistorio, fruto de «una ilusión colectiva, de un ánimo desbordante que invadió a todas las personas que se pusieron a trabajar en la campaña, más de mil», según ha dicho.

Ese aterrizaje de Pedro Santisteve y su equipo se debió a que «un importante sector de la ciudadanía creyó que se podía participar activamente en el gobierno de la ciudad. Nosotros pusimos el cuerpo, todo lo demás fue una recreación colectiva», ha valorado.

Un «paso adelante», a su modo de ver, que fue «un deseo de demostrar que la institución no estaba reservada para unos pocos que, acostumbrados a la alternancia, consideraban la política institucional como una actividad profesional, más que como un deber cívico que a todos nos concierne».

También ha dedicado palabras a los actuales concejales de ZeC, que ha considerado «puente en una necesaria transición» y a los que ha pedido «mantener ese espíritu combativo hasta el próximo relevo».

En el pasaje más reivindicativo de su discurso, Santisteve ha asegurado recoger la distinción «en nombre de esas más de 80.000 zaragozanos y zaragozanas que, ansiosos de cambio», les votaron: «Uno de mis mayores empeños fue el de abrir la institución a políticas de proximidad, de cercanía, para que los ciudadanos se reapropiaran de lo que era suyo».

Un empeño, que ha aseverado, no le ha traído más que satisfacciones, saberse querido y apreciado, añadiendo que sigue notando a día de hoy esas muestras de cariño que «agradece profundamente».

También ha dedicado palabras a sus más allegados, muchos de los cuales, ha lamentado, «pusieron en riesgo su salud y su futuro profesional, terriblemente condicionado por el paso por la institución».

Aun así, de su etapa de gobierno ha dicho: «Una comunidad que quería avanzar acorde a lo que requerían los tiempos vividos y cuyo empuje transformador sirvió para parar la ola austericida de miseria y recortes para la mayoría social, mientras los de siempre seguían enriqueciéndose, y estoy seguro servirá para volver a frenar esta nueva ola reaccionaria que amenaza todos nuestros derechos conquistados».

Santisteve ha apelado a la gente joven que se manifiesta «por el fin del genocidio en Gaza», a los colectivos LGTBI y al movimiento feminista de gran pujanza en nuestra ciudad. Ha recordado a los seis jóvenes encarcelados «en ese manifestarse contra el fascismo», los ecologistas, las migrantes, las trabajadoras del hogar «y quienes luchan porque nuestros vecinos y vecinas tengan viviendas dignas».

Y ha dejado una reflexión sobre el «coste» que participar en política tiene para los ciudadanos corrientes: «Hacer política, participar en la vida de nuestras instituciones, no debería tener el coste que tiene para los ciudadanos de a pie. Esto quiere decir que algo no funciona. La democracia se hace entre todos y debería haber cauces estables para una mejor participación», ha apostillado.

La Medalla de Oro es la máxima distinción que contempla el Reglamento de Protocolo, Ceremonial, Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Zaragoza para personas que han prestado servicios relevantes a la ciudad. Ha sido concedida en las últimas décadas a todos los regidores de la ciudad: Luis Gómez Laguna, Mariano Horno, Miguel Merino, Ramón Sainz de Varanda, Antonio González Triviño, Luisa Fernanda Rudi, José Atarés y Juan Alberto Belloch.