«Borges siempre recordó Mallorca como un paraíso». Con estas
palabras, María Kodama, viuda de Jorge Luis Borges, definió el amor
que el escritor argentino sentía por nuestra Isla, en donde residió
desde marzo de 1920 a enero de 1921. En opinión de Kodama, «durante
esta estancia Borges quedó prendado de Mallorca, de la que hablaba
con total cariño y admiración. Vino con sus padres y al cabo de
unos meses tuvo que irse. Cuando regresó, la vida ya era demasiado
complicada para quedarse a vivir. Pero siempre le quedó el
sentimiento y el amor hacia esa tierra».
No fue esta la única vez que el genial escritor argentino estuvo
en Mallorca. Explicó ayer la viuda que, juntos, visitaron la Isla
en tres ocasiones, dos de ellas para visitar al también escritor
Robert Graves. En una de estas cortas estancias, en 1980,
Ultima Hora le hizo un homenaje con motivo de
haber recibido el premio Miquel de Cervantes de literatura.
Durante su primera estancia en Mallorca, Borges firmó el
Manifiesto del Ultra, que apareció publicado en «Baleares» en
febrero de 1921. Este manifiesto fue una bandera inovadora contra
el tradicionalismo literario y plástico y estuvo también firmado
Ernest Maria Dethorey, Joan Alomar, Jacob Sureda, Miquel Àngel
Colomar y Fortunio Bonanova. María Kodama quitó ayer ayer
importancia a este texto.
Su estancia en Mallorca sirvió para acercar a los jóvenes
intelectuales mallorquines a los movimientos de vanguardia, Aquí
escribió el poema «Catedral», dedicado a la Seu, y la prosa «Casa
Elena», subtitulada «Hacia una estética del lupanar», descripción
del famoso prostíbulo de Elena Palacios en Palma.
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