La soprano norteamericana Barbara Hendricks ofreció el viernes en
Santander una de las páginas más memorables de la 48 edición del
Festival Internacional, un comienzo inmejorable para su gira
española que la llevará el próximo miércoles a actuar en el
Festival de Pollença, en uno de los recitales más esperados del
ciclo. Acompañada por un músico de altura, el pianista sueco Roland
Pontinen, de gran prestigio internacional aunque poco conocido en
España, Hendricks interpretó algunas de las más bellas canciones
del repertorio alemán y francés.
La soprano comenzó su recital con cinco lieder de Schubert sobre
poemas de Willemer, Jachuletta y Ghoete, entre ellos «Gretche am
Spirande» (Margarita en la rueca), compuesto, para asombro de
cualquier oyente, cuando el autor tenía tan solo doce años. Catorce
de las más de cincuenta canciones que escribió Hugo Wooplf a partir
de los poemas de Eduard Morike conformaron el corazón de un recital
en el que Hendricks fue ganando en intensidad.
Intensidad hubo, y mucha, en su interpretación de las cinco
canciones de Gabriel Fauré incluidas en el programa («Claire de
lune», «Chansón d'amour», «Mandoline», «Aprés un reve» y «Fleur
jetée») y de los lieder de Richard Strauss, «Ruhe meine seele»,
«Heimiliche Aufforderung» y «Caecilie». El público, que agotó todas
las localidades de la Sala Argenta del Palacio de Festivales,
tributó a la soprano de Arkansas un larguísimo aplauso, que ella
recompensó con nada menos que cinco propinas.
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