Pere Llabrés, Miquel Alenyà y José María Pardo, junto a la obra restaurada.

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El trabajo, que se ha prolongado durante 15 meses, fue presentado ayer en el taller del restaurador. Allí estuvieron presentes Miquel Alenyar, subdirector general de Sa Nostra, entidad que ha pagado íntegramente la restauración; y Pere Llabrés, responsable de patrimonio artístico del Bisbat de Mallorca, que tiene la obra depositada en el Museu Diocesà.

José María Pardo explicó paso a paso el duro trabajo de restauración y las técnicas que se utilizaron, «las más modernas con las que podíamos contar». La restauración siguió diversas etapas: la separación del soporte original de la capa de pintura, de un grosor de un tercio de milímetro y que es lo único que se conserva del original de Niçard; la colocación de ésta en un nuevo soporte, denominado «aerolam» y formada por fibra de vidrio y celdillas de abejas de aluminio entre ambas; la limpieza de la pintura; y la reintegración pictórica en todos los lugares necesarios.

Tras la restauración, en la que Sa Nostra ha invertido algo más de cinco millones de pesetas, el cuadro será la pieza principal del Museu Diocesà, que debido a las obras se ha trasladado ahora a la capilla de Sant Pere de la Casa de l'Església.

La restauración ha sido tan laboriosa y ha sido tanta la información que se ha extraído, que para finales de año está prevista una exposicion en la que se explique el proceso y la importancia de este retablo, que los asistentes calificaron como «una obra capital».