La moneda llegó pronto a Baleares. La invasión púnica llevó la
primera a Ibiza en el siglo III a.C. Se utilizaba para financiar
las guerras púnicas. Mallorca y Menorca tuvieron que esperar hasta
la dominación bizantina para tener la suya. «Con la conquista
cristiana se introdujo una nueva moneda, común en Valencia y
Mallorca», explicó Crusafont. La aparición del Regne de Mallorca
propició una moneda autóctona impulsada por Jaume II. Este rey
tardó diez años en empezar a acuñar los primeros reales de oro, en
1310, los únicos en oro del occidente cristiano.
«En 1340, Pere III introdujo piezas de oro que imitaban los
reales del rey Jaume II», comentó Crusafont. Estas monedas
reproducían el mismo dibujo: el monarca sentado en un trono
sosteniendo en una mano el cetro y, en la otra, el globo terráqueo.
En el reverso, la cruz patriarcal, el emblema del cristianismo. Los
reales se acuñaban en los talleres monetarios. Cada responsable
dibujaba la marca del taller. Por eso, tanto a la izquierda del rey
como en el reverso de la moneda, pueden encontrarse dibujos como,
por ejemplo, una concha o una rosa. Estas marcas son la firma del
maestro. Los reales podían encontrarse en cualquier parte. Se
aceptaban en todos los sitios, ya que era «una moneda de comercio
internacional», según dijo Crusafont. Una especie de euro, pero a
la antigua.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.