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LAURA MOYÀ Niños bailando, tocando el piano, haciendo imanes para la nevera y nadando en la piscina. Jóvenes estudiando música por primera o por cuarta vez. Monitores controlándoles y enseñándoles. Todo esto se dio en las VII Colònies Musicals d'Estiu, donde 74 niños de Mallorca, Menorca, Cataluña y Alemania estuvieron compaginando la música con las actividades manuales en Binicanella. Están organizadas por la UIB.

No todos los que acuden a las colonias tienen el mismo nivel. «Los dividimos en dos grupos: los que no saben nada y los que hace tiempo que estudian», explica Teresa Miquel, la coordinadora musical. Los primeros acuden para empezar a hacerse una idea de lo qué es la música. «No nos interesa que aprendan a tocar un instrumento, sólo que tengan algunas nociones básicas», dice Miquel.

Canto coral, informática musical, instrumental Orff, danzas y movimiento corporal, construcción de instrumentos de viento más todos los talleres manuales. Siempre hay algo que hacer. Estudiar, mejorar, practicar. Los pequeños, de entre 8 y 17 años, tienen sus horarios. Se levantan a los 8.00, comen a las 13.30 y cenan a las 20.30. Entre y entre, deben realizar las actividades.