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LAURA MOYÀ Corría el año 1987. En las radios sonaba una canción que hablaba sobre los malos tratos a los menores: «Luka». Su intérprete saltó a la fama gracias a ella. 14 años después, Suzanne Vega sigue interesándose por las letras comprometidas e intimistas. Mañana traerá al monasterio de Monti-sion de Porreres sus temas de siempre más los que integrarán su nuevo álbum, que saldrá en septiembre. Gran asidua a Mallorca, Suzanne Vega tocó el año pasado en Pollença. «Me gustó tanto la Isla que estoy encantada de volver. Incluso he traído a mi hija y a mi hermana. Tenían que verla», comentó la cantante de Santa Mónica afincada en Nueva York. Una guitarra, un bajista y su voz protagonizarán la noche del viernes.

Nada más. Intimidad para una mujer que siempre busca nuevas formas. «No me considero una cantante tradicional. Siempre busco nuevas expresiones realizables con la guitarra, mi instrumento. Busco comunicarme». Eso sí, experimenta pero sin que la música se corrompa «por esas nuevas maneras de tocar». La experimentación la ha llevado a tocar ritmos más cercanos a la cultura dance. «99.9 F», su cuarto álbum, fue el conejillo de indias. «Escuchar una guitarra y una voz distorsionada sorprendió a mi público». Buscaba sonidos interesantes, que muchos no entendieron. «No me arrepiento de nada de lo que he hecho en mi carrera. Siempre he tenido mucha libertad para componer».

«Songs in red and grey», su nuevo disco, «el más personal», refleja sus recientes preocupaciones. «Mis luchas, sobre todo la familiar con mi separación, y los problemas sociales», explicó. Nuevos ritmos, que todavía deben «pasar por la criba del directo», más otros melancólicos componen el disco que saldrá el próximo 24 de septiembre. «He introducido sonidos que había oído y que quería probar», según Vega. Para ello, ha contado con la ayuda de un programador, Nick Pugh, colaborador habitual de grupos como Massive Attack o Tricky.