Los artistas presentes en Dubrovnik posan frente a la muralla.

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MARIANA DÍAZ, ENVIADA ESPECIAL A DUBROVNIK
El arte balear comienza a tomar posesión de los antiguos edificios de la ciudad croata de Dubrovnik, cinco espacios en los que se celebra la «Bienal Mediterránea 2. Arte entre Costas», que también cuenta con piezas de creadores italianos y croatas. La inauguración será hoy, a las 00.00 horas, tras los actos del Festival Internacional que se celebra estos días con todo tipo de manifestaciones culturales. Tras los años de guerra, Dubrovnik vuelve a recuperar el aspecto monumental por el que fue catalogada Patrimonio de la Humanidad.

Instalaciones, en su mayoría, y piezas de gran formato, contrastan con la potente arquitectura de la fortaleza de Revelin, el Depósito de Sal, el Museo Rupe de artes decorativas "antiguo granero de la ciudad", la Biblioteca Científica y la Iglesia de los Dominicos. La creación mallorquina es la representación española en un acontecimiento que nació con la intención de que el arte sirviera como vehículo de diálogo en unos entornos en los que, mediante el lenguaje plástico, se quiere establecer una reflexión social. Son lugares afectados por conflictos bélicos. El primero de estos encuentros se hizo en Tirana.

Pablo Rico, comisario español, junto al que trabajan Valerio Dehó (Italia) y Zvonko Makovíc (Croacia), es el artífice de que los artistas mallorquines muestren su obra en Dubrovnik hasta el 10 de octubre. La selección que ha hecho Rico está integrada por Ferran Aguiló, Biel Capllonch, Mónica Fuster, Nicholas Woods, Pep Guerrero, Bàrbara Juan, Amador Magraner, Biel March, Rosa Mascaró, Guillem Nadal, Bernardí Roig, Juan Sastre y Marcos Vidal. Los artistas que han viajado hasta Dubrovnik llevan varios días trabajando en el montaje, muy complicado. Por ejemplo, en el caso de Mónic Fuster & Nicholas Woods, que presentan juntos una instalación de luz, han tenido que quitar polvo de años al Depósito de Sal, donde no había entrado nadie en muchísimos años. La Bienal, que en octubre será visitada por 200 críticos internacionales, supone un esfuerzo por la falta de infraestructuras.

Desde las últimas elecciones, hace dos meses, la ciudad carece de ayuntamiento por falta de acuerdo entre los partidos. La dirige un comisionado nombrado por el Gobierno de Zagreb. «Es todo un reto», dice Gaettano Grillo, presidente de la Bienal. «Hay otras más importantes pero trabajar aquí nos lleva a reflexiones diferentes a las ya consolidadas». Amador Magraner resalta: «Exponer aquí es muy interesante porque nos brinda la posibilidad de ver las obras en espacios no convencionales, frente a esta arquitectura tan dura se transforman, cambian». Pablo Rico habla de «ver si se establece un diálogo entre identidad y globalización, de comprobar si con ésta se pierden aspectos culturales propios y darnos cuenta hasta qué punto el arte expresa esto. Me interesa destacar el concepto de canibalismo cultural que provoca el turismo».