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Después del disgusto, el disfrute. Por fin se pudo gozar en Mallorca con un concierto del maestro del son Compay Segundo. A la tercera fue la vencida. Las repetidas suspensiones de la actuación de Compay Segundo en el Centre Cultural Costa Nord de Valldemossa y su traslado al Conservatori Professional de Música i Dansa produjo una criba selectiva entre el público asistente. El glamour desertó de las butacas del mundano Conservatori para convertirse el concierto en una reunión de aficionados verdaderos, en comunión y sincero sentir de la música cubana.

Los aplazamientos anteriores, provocados primero por una indisposición del veteranísimo intérprete cubano que preocupó mucho y, después, a causa de las fuertes lluvias caídas durante el pasado sábado, quedaron en el olvido al primer acorde de la impresionante banda que acompañaba al patriarca del son.

Compuesta por Salvador (contrabajista) y Basilio (percusión menor), ambos hijos de Compay Segundo; Hugo Garzón (voz prima); Benito Suárez (guitarra); Rafael Fournier (percusión menor); y Rafael Inciarte, Haskell Armenteros y Rosendo Nardo (clarinetes) ofrecieron todo su saber en el apoyo a Compay. Todos ellos deleitaron al público con inolvidables interpretaciones de clásicos como «Macusa», «Mi linda Guajira», «El camisón de Pepa», «María en la playa» o «Guantanamera». No se olvidaron de temas incluidos en el último disco de Compay Segundo, «Las Flores de la Vida», como «Ataidi», «El beso discreto» y «La negra Tomasa», tema éste último muy popular en España al ser promocionado con un videoclip de dibujos animados realizado por el diseñador valenciano Mariscal. Pero quizás fuese «Chan, chan», una de las canciones más populares del de Siboney, la que produjera más arritmias emocionadas.

Demostró en Mallorca que sigue, a sus 94 años, pletórico de juventud, de ganas de vivir, de música y de amor. Todo eso lo transmitió desde el escenario convirtiendo a los presentes en unos privilegiados.