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Hablar con Fernando Megías resulta una delicia porque con este artista puedes viajar por el mundo del arte y por la vida con la misma facilidad. Megías habla de su trabajo, pero como éste tiene mucho que ver con lo que sucede a su alrededor, la realidad de cada día y los hechos de la vida forman parte de sus explicaciones a poco que andes predispuesta a ello. El creador, que la pasada Nit de l'Art inauguró una muestra en la galería Gianni Giacobbi, regresa hoy a este espacio con una nueva instalación que forma parte de un trabajo pensado para este espacio.

En este ocasión la mirada es única sobre un aspecto, la soledad, representada por una pequeña esfera que cuelga del techo, en el centro de la galería, que se completa con la sombra que proyecta una luz sobre ella y un pequeño texto escrito en el suelo, a lápiz, y que requiere una doble mirada del espectador, hacia arriba y hacia abajo. En las paredes, cuadros en los que la esfera también se muestra como elemento dominante. Un montaje sencillo en apariencia, porque a Megías le gusta decir mucho con poco y huye de los barroquismos. Megías se expresa sobre «la soledad de las personas, del mundo o el universo y la fragilidad de estar todos a merced de todos, la instalación gira en torno a todo esto».

La esfera suspendida es utilizada por el artista a modo de metáfora en un contexto en el que ha buscado al máximo un equilibrio entre el espacio y lo que ocupa cada pieza, dice, «como si fuere un poco arquitectónico». Uno de los aspectos que caracterizan el trabajo de este lector empedernido de Ciorán es la ironía, una visión también escéptica sobre lo que le rodea, actitud que considera muy saludable y propugna que cada uno debe ejercitar consigo mismo.