Un instrumento milenario puesto al día y trasladado de las tribus a
las orquestas. La marimba, una especie de xilófono de 1'75 metros
de largo, ocupa un lugar destacado en el mundo de la percusión
actual, gracias, sobre todo, a una mujer: Keiko Abe. La japonesa
lleva 30 años mostrando a la gente su instrumento, enseñando qué
puede conseguirse con él e introduciéndolo en el mundo de la música
clásica, un universo antes casi prohibido. La artista actúa el
próximo sábado, a las 20.00 horas, dentro de la V Convenció
Internacional de Percussió. El concierto será en el Conservatori de
Palma.
«Hace 30 años, la percusión no estaba tan bien considerada como
ahora». En la actualidad, «su situación dentro del mundo de la
música ha mejorado aunque todavía hay diferencias». La marimba se
ha beneficiado de esta circunstancia. «Antes había pocas obras y
ahora hay más». El jazz, las músicas étnicas, el folklore.
Cualquier pieza puede interpretarse con este instrumento. «Esto es
lo que me gusta, que puedo tocar diversos ritmos», aseguró.
Precisamente el jazz le ayudó a improvisar. «Este estilo lo aprendí
escuchando a los grandes clásicos», lo que le ha permitido «dejarme
llevar».
La artista japonesa ha dedicado parte de su vida a mostrar
cuáles son las posibilidades de la marimba y lo que pueden ofrecer
al mundo de la música. «Se trata de un instrumento primitivo que, a
lo largo del siglo XX, ha ido desarrollándose hasta llegar a
adentrarse dentro del mundo de la música clásica», argumentó.
La primera vez que pudo acceder a una marimba fue en 1949,
cuando unos misioneros estadounidenses trajeron una al país. Abe,
que por aquel entonces tocaba el piano, se sintió cautivada. «Tenía
un sonido especial, más rico, sobre todo los tonos graves»,
aseguró. El primer problema que observó fue la falta de obras para
marimba. «Para solucionar este obstáculo hablé con compositores y
les pedí que crearan piezas para el instrumento». El siguiente
paso: convertirse en compositora. Empezó «haciendo obras sólo para
marimba» y, luego, «para marimba y orquesta». En Palma ofrecerá una
obra suya, «Prisme Rhapsody». Le acompañará la Simfònica, «una
formación que toca con el corazón».
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