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Un total de 140 esculturas del artista Aligi Sassu se muestran en la Villa Filippini de la ciudad italiana de Besana en Brianza, en la provincia de Milán. La exposición intenta ser, de un modo exhaustivo, una aproximación a la obra plástica de este gran artista, fallecido en el verano del pasado año en su casa de Pollença, donde pasó largas temporadas y donde realizó una parte importante de su producción artística.

La muestra, que se inauguró el pasado 23 de septiembre y permanecerá abierta al público hasta el 9 de diciembre y que ha servido para inaugurar este espacio expositivo, está organizada de una manera cronológica y empieza en sus inicios en Albisola para prolongarse hasta sus últimas obras. Las piezas ocupan todo el espacio de la Villa Filippini, destacando doce esculturas de grandes dimensiones situadas en el parque. En cuanto a la temática, la exposición reúne ejemplos significativos de todos los temas tocados por Sassu: caballos, ciclistas, arlequines, mujeres o mitos mediterráneos, entre otros.

Aligi Sassu tuvo su primer encuentro con la escultura en 1927, cuando vio la obra de Boccioni, quedando fascinado. En Milán, con un grupo de amigos (De Grada, Treccani, Migneco, Bo, Vigorelli, Anceschi, Sereni, De Micheli, Marchiori) dio vida al movimiento de «Corrente». Comenzó con Lucio Fontana a frecuentar Albisola Mare, donde juntos contribuyeron a la renovación de la cerámica de Liguria (1938-1945). «Il ciclista» (1939) es su primera obra plástica. Sin embargo, es después de la guerra cuando se dedica sistemáticamente a esta técnica. En particular, en un escrito de 1994, señala: «La escultura es primordial, es forma, volumen, es la piedra que el primer hombre ha roto, ha modelado en el barro, es la piedra que ha dado alma y forma al ser. La escultura es un diseño mental hecho piedra y forma en el espacio».