Ricard Chiang ha desarrollado una iconografía propia. Foto: T. AYUGA

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"¿Cómo llegó a la pintura?
"A través del cómic. De pequeño quería ser dibujante de cómic y empecé a dibujar muy temprano. Pero con el paso de los años me cansé un poco del cómic. Era un género que daba mucho trabajo y en una viñeta no podía decir muchas cosas. Después pensé en dedicarme a la ilustración, y lo hice durante un tiempo, pero me estanqué y no sabía por dónde salir. Fue entonces cuando entré en la pintura y, desde entonces, me dedico a ella.

"Su formación en la pintura es autodidacta.
"Sí. Podemos decir que en un principio me fijaba mucho en las técnicas del cómic. No quería hacer una pintura tradicional ni entrar en ninguna tendencia, aunque tenía mis referentes.

"Pese a ser autodidacta, sus obras destacan por su gran técnica.
"Y no se trata de una virtud innata. Hay varias maneras de aprenderla. Por una parte, puedes ir a una academia o a una escuela de pintura. Pero también puedes conseguirla mediante la experimentación y el trabajo. Yo, antes de llegar hasta aquí, he trabajado incansablemente durante años.

"¿Ha hallado ya su camino?
"Creo que sí. Mis obras son fruto de una investigación sobre mi propia iconografía, a la búsqueda de mi propio imaginario. Esto es muy importante para un pintor. Lo que hago hoy, estas pinturas negras, de temas macabros, ya lo había hecho de pequeño, en el cómic. Siempre he sentido atracción por la muerte, por la oscuridad... Cuando pasé del cómic a la ilustración perdí este imaginario. Y me costó mucho tiempo volver a encontrarlo. Pero una tarde se me ocurrió recuperar estos temas, y a la mañana siguiente empecé con este tipo de pintura. Hasta hoy.