La galería Mediterránea muestra la obra de Alfonso Alzamora,
artista catalán que utiliza la menina como arquetipo. Alzamora, que
trabaja en series, transforma un icono que, a primera vista, nos
traslada a Velázquez para ofrecer su propia interpretación del
mismo, lo isla del contexto que le atribuye el conocimiento del
espectador, lo transforma.
Sorprende su manejo de esta figura y el conocimiento de la
misma, que reconoce, lo que le lleva a resultados siempre
diferentes que evidencian un lenguaje y una caligrafía propios. El
pintor y escultor habla de la menina como de algo que «he llegado a
conocer muy bien». Ya trabajó sobre ella en el pasado, la dejó un
tiempo y ha vuelto a retomarla. «Me siento cómodo en la series,
ahora trabajo sobre la silla».
Para Alzamora «la menina es la figura cuadrada más perfecta que
conozco», poseedora de unas características volumétricas que dan
sensación de arraigo a la tierra. Sus meninas son múltiples pero
cada una, en cada cuadro, resulta única. No importa que en la
exposición que ha traído a Palma sólo utilice negro, blanco y rojo.
La serie se individualiza ante la mirada del visitante. El pintor
tiene un trazo rápido y contundente en un trabajo «muy minimalista»
que se desprende de todo lo supérfluo y aborda lo esencial.
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