El escultor Pere Ferrer Pujol (Artà, 1934), más conocido en el
mundo artístico como Pere Pujol, falleció en la tarde del lunes en
el Hospital de Manacor a los 67 años de edad debido a la enfermedad
que sufría desde hacía tiempo y que se había agravado en los
últimos meses. El funeral por el alma del artista tendrá lugar hoy,
a las 19.30 horas, en la iglesia parroquial de Artà. De formación
autodidacta, Pere Pujol empezó su vocación a muy corta edad
modelando con barro figuras de belén, aunque no fue hasta los 32
años, cuando una enfermedad le obligó a dejar su profesión de
albañíl, que empezó a dedicarse plenamente a la escultura. Tal y
como se explica en la enciclopedia «La pintura i l'escultura a
Balears», la obra de Pujol «se inscribe dentro de un realismo
costumbrista, si bien en sus últimos años, pese a que no abandonó
nunca su punto de partida inicial, hizo incursiones en obras de
formas más simplificadas, materializadas preferentemente en
mármol».
En su carrera trabajó con diversos materiales: piedra, mármol,
madera y fango. Pese a todo, la mayoría de sus obras son terracotas
basadas generalmente en temas populares mallorquines. Una de sus
obras más conocidas son una sesentena de personajes de las
«Rondalles mallorquines», de Antoni M. Alcover, como «S'Hortalà de
s'Hort des Gabre», «La princesa bella», «La flor romanial», «Es
fill des pescador», «Es castell d'iràs i no tornaràs» o «Sa flor de
Gerical». Estos personajes fueron presentados en Barcelona en
septiembre de 2000, cuando participaron en un desfile por las
calles de la ciudad durante las fiestas de la Mercè. El pasado
septiembre, Artà organizó una exposición con las fotografías que
Pep Roig realizó de este espectacular desfile.
Pere Pujol ha creado también obras en las cuales representa
temas populares mallorquines y expone como motivos predominantes
los personajes de la payesía mallorquina, con una clara voluntad
etnològica. Son esculturas que Josep Melià definió como «la
verdadera expresión de una identidad plural, tradicional y, al
mismo tiempo, actual». En este mismo texto, Melià añadía: «Estas
obras demuestran que no son los temas aquello que trivializa las
artes menores, sino la falta de ideas y de un lenguaje renovador».
En este grupo de obras destacan «Matanceres», «Començament de
batre», «Anada a la rota», «El tonadors», «Collidores» o
«Figuerals».
Este artista también elaboró algunos pasos de Setmana Santa,
como la Pietat para la Cofradia de Son Servera (1987) y el «Crist
de Donants de Sang» para Sineu (1994), además de algunas esculturas
religiosas como la Mare de Déu de la iglesia de la Porciúncula. Su
obra ocupa también espacios públicos, como por ejemplo la dedicada
al doctor Rafel Servera, situada en Cala Millor (1983); la del pare
Ginard, que se halla en Artà (1985); y «La Sirena» (1989) en
Portocristo. Su obra pública ha llegado también hasta Suecia. La
ciudad de Gaüle acoge una pieza titulada «Nin amb flauta».
Pere Pujol ha recibido diversos reconocimientos a su
trayectoria. Los más recientes fueron el dedicado por las cofradías
de Setmana Santa de Capdepera, que le nombraron socio de honor. O
el reconocimiento que le ofreció el Centre de Difusió de la Cultura
Popular Defesta en diciembre del año 2000 por su labor en defensa
de la cultura popular. Su obra se ha expuesto en Palma, en diversos
pueblos de Mallorca, en Eivissa y en Menorca. Una de las últimas
exposiciones se pudo ver en la sala Ca na Batlessa de Artà, donde
realizó un repaso de su trayectoria artística. «Hago esta
exposición en Artà porque el folclore artanenc es el tema principal
que trato», dijo en aquella ocasión durante una entrevista.
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