TW
0

El II Concurs Internacional de Cant Francesca Cuart finalizó el pasado jueves por la noche con la elección de la soprano Sabina Puértolas como ganadora en el apartado de mejor voz femenina, dotado con 7.212 euros. El jurado decidió dejar desierto el primer premio a la mejor voz masculina y otorgó el segundo premio, de 3.607 euros, a Jung Pill Ryu. La final se celebró en el Auditòrium y los ocho intérpretes estuvieron acompañados por la Orquestra Simfònica.

Los inicios en el mundo del canto de Puértolas se centraron en las tradiciones de su tierra, Navarra. «Era jotera», explicó. Sus profesores le dijeron que, si seguía por ese camino, acabaría por dañar su voz, por lo que decidió probar suerte en la ópera. «El mundo está mal hecho, no se trabaja sin experiencia», dijo Puértolas. Por ello, los concursos ayudan en dos aspectos, el «económico» y el de «publicidad». «Sirven para que te escuche el jurado». «Actuar junto a la Simfònica me ayudó en mi interpretación». Puértolas cantó dos arias, «Una voce poco fa» de «Il barbiere di Siviglia» y «E'strano» de «La Traviata», dos canciones «que representan dos mujeres y dos maneras de interpretar diferentes». La voz no es el único instrumento que un cantante de ópera necesita. «Hay que desarrollar una personalidad propia que le guste al público», algo que nace de «cantar mucho, saber moverte, sonreír y tener cualidades», aseguró.

La soprano ve la música como una manera de mostrar su interior. «El canto ayuda a expresar los propios sentimientos», según Puértolas. El público se convierte en el receptor de las sensaciones de la persona que está sobre el escenario, en la clave que descifra el contenido. «Nota si estás disfrutando o si estás triste». Debido a esto, hay que aprender, desde el principio, «a cantar con público para perderle el miedo». A pesar de conocer las dificultades que existen para llegar a ser alguien en el mundo de la ópera, la soprano reconoce que «nunca hay que perder la esperanza». «Todo llega y, si no, no importa, soy feliz cantando».