.Los arqueólogos acaban de finalizar la campaña de invierno en la parte media y alta del monte. Foto: TOMÁS MONSERRAT

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Calvià tiene sus esperanzas puestas en la Comunidad Europea. El municipio presentará una petición de ayuda al programa Interreg para la remodelación arqueológica y la simulación de parte de lo que fue un poblado talayótico en el Puig de sa Morisca, y el bosquecillo que lo circunda, una zona en la que abundan los yacimientos arqueológicos, poblados y santuarios, las plantas endémicas, los elementos etnológicos y con un valor paisajístico innegable. Antoni García Salvador, concejal de Cultura, confía en conseguir esta ayuda. «Esperemos que nos la den», dice, porque Calvià necesita 200 millones para llevar a cabo la mencionada remodelación y simulación museística de lo que denomina «un proyecto de futuro».

De ese dinero, Interreg aportaría el 75 por ciento y el resto correría a cargo del municipio y de la Comunidad Autónoma a través de la Conselleria de Turisme. Los planes para el conjunto de sa Morisca, donde los arqueólogos y las brigadas municipales acaban de finalizar la campaña de invierno, abarcan cuatro aspectos: el arqueológico, alrededor de los yacimientos; el etnológico, puesto que en la zona existen restos de hornos de cal y de sitges; el paisajístico y el botánico, con distintas especies de plantas endémicas. Todo ello, junto a la arqueología, «hace de la zona un lugar a potenciar», comenta Salvador, quien explica que en Calvià están muy interesados en «potenciar la oferta cultural, que se completa con la existencia de torres de defensa y possessions».

Calvià, pasto de la balearización, es ahora ejemplo de una experiencia única en Mallorca, la colaboración, científica a través de la UIB, y la municipal. Un grupo de profesores de la Universitat dirige el trabajo de investigación y restauración en sa Morisca. Son: Víctor Guerrero, Elena Juncosa, Carlos Quintana y Manuel Calvo, este último sobre el terreno, surpevisando a arqueólogos, universitarios o las brigadas del plan de empleo de Calvià. El Puig de sa Morisca es un auténtico observatorio de control del territorio circundante y del mar, por el que llegaban el comercio y las invasiones, un lugar con una visibilidad de 360 grados.

Camino del punto más elevado, Manuel Calvo va mostrando la restauración de una de las torres talayóticas y la excavación en otra. Sa Morisca aportarán datos de cómo influyó el comercio púnico en la población indígena, cambiando la estructura social y económica. También los materiales islámicos que han salido en lo alto pueden dar información sobre el mundo islámico rural, «muy desconocido», según el arqueólogo. Como adelanto de lo que ofrecerá el parque, 600 estudiantes de Calvià visitarán sa Morisca junto a sus profesores.