Imágenes que impactan, que se quedan en la retina, que permanecen y
se digieren como si tal cosa. Reality Shows llevados hasta el
extremo para demostrar que todo vale. Una crítica directa a la
televisión y, también, a «la condición humana». Jordi Mollà
presentó ayer en Palma su película «No somos nadie», de la que es
director, guionista y protagonista. «No se trata de una comedia,
sino de una tragedia terrorífica».
La narración incide en «cómo se juega con la persona». «Somos
borregos, nos ametrallan con cualquier cosa». El universo de la
pequeña pantalla y el efecto que produce en la gente protagonizan
el filme, en la que un hombre, Salva, se convierte en el Mesías
gracias a la televisión. La historia le permitió contar el
«supercirco». «Veo las cosas y no me las creo». Chistes sobre el
ataque de Bin Laden a las torres gemelas enviados vía móvil o gente
curioseando ante un accidente de coche buscando ver el color de la
sangre. Actos como estos desconciertan a Mollà que se preguntó
«quién alimenta a quién». La respuesta está en la película, una
demostración de «la necesidad de mitos, del vacío, del ocio, de la
mentira». Sin embargo, Mollà reconoció sus límites. «Por mucho que
me preocupe no voy a cambiar nada».
«No somos nadie» es la primera experiencia de Mollà detrás de
las cámaras. Al principio, dirigir le causó cierto pavor, hasta
llegar a preguntarse si sabría llevar a buen puerto el proyecto.
«Llega un momento en que uno se siente como Dios en el sentido de
creador». La idea iba creciendo y creciendo con las aportaciones de
los actores y las posibilidades en cuanto a imagen. «Mantuvimos
viva la película hasta el final». Cuando empezó a rodar, el
director se hizo con su papel.
En principio, Mollà buscaba estar sólo detrás de la cámara.
«Quería mirar, mi vicio perverso». La razón: «Ya sé qué es que me
miren desde todos los puntos de vista posibles». Sin embargo,
Andrés Vicente Gómez, el productor, le convenció de lo contrario.
«Vi que había caído en mi trampa, había escrito un papel que podía
hacer yo». La razón de por qué eligió la figura del Mesías se basó
en que «todavía hay esperanza». El encumbramiento de Salva sigue
las reglas: «Una persona adorada debe dar un paso más y convertirse
en mito». Un elemento que persigue la pequeña pantalla. «La
televisión busca estrellas, ¿quién quiere ser fan?».
Escritor, actor, guionista y director. Mollà se mueve en todos
los campos. «Soy un polígamo creativo, no sé por qué debería tener
límites». Su papel en el mundo mediático se debe al momento. «Soy
noticia y ocio, nada más». Sus inquietudes le llevan a buscar otras
vías de expresión. «A mi nivel soy creador, intento generar respeto
y no caducidad». Por ello se centró en los Reality Shows llevados
hasta el extremo. «El término telebasura se ha quedado como un
producto para niños».
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