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M.B. «Es una obra tan desenfadada y carnavalesca que no parece hecha por Calderón de la Barca», manifestó Agustín Iglesias, director y actor de la compañía Guirigai, que hoy y mañana, en el Castell de Bellver, ofrecen, a las 22.00 horas, dos representaciones de la obra «Céfalo y Pocris». «Esta obra es una parodia que Calderón hace de su teatro amoroso, un disparate de gusto barroco que el rey Felipe IV le encargó que escribiera para ser representada en el palacio del Buen Retiro de Madrid durante un carnaval».

En esta comedia se concentran todas las características de la sociedad cortesana del siglo XVII, desde la dureza del monarca a la submisión del teatro a la Corte. «El teatro del Siglo de Oro era de propaganda, político, muy ligado al poder y, por este motivo, sorprende el atrevimiento que tuvo Calderón», añade el director, que ha adaptado el texto del dramaturgo.

La comedia se basa en el mito de Céfalo y Pocris. «La historia comienza cuando el rei Tinajas, un monarca borracho, cierra a sus dos hijas, Filis y Pocris, en una torre porque unas brujas le han dicho que de mayores serán muy libertinas. Entonces aparece el amante, Céfalo, y todo se complica», explicó el director de esta compañía, fundada en 1979.