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Boleros, danzón, mambo, guaracha o el clásico son. El cabaret Tropicana lleva 60 años mostrando la tradición musical cubana alrededor del mundo. La compañía está compuesta por cerca de 300 personas, que se dividen en diversos grupos. Desde esta noche y hasta el 31 de agosto, 50 de los integrantes del grupo mostrarán todo su arte en el Auditòrium de Palma. «El espectáculo es una pequeña revista musical que recorre los diversos géneros de la música cubana», comentó Fernando Valdés, director artístico de Tropicana. La última vez que el cabaret estuvo en Mallorca fue en 1992. «Siempre nos han acogido muy bien en la Isla».

Sobre el escenario se mueve un cuerpo de bailarines, un cuerpo de modelos, un coro y diversos cantantes. La música, es «siempre en vivo». De esta manera, el espectáculo recorre canciones como «Casi un bolero», «Angelitos Negros» o «Machito Forever». Los temas son de autores como Andrés Eloy o Tito Puente. Otros, beben de la música popular. «Nuestro espectáculo no es improvisado», según Valdés. Los integrantes del Tropicana pasan por un exhaustivo examen antes de ingresar en el ballet. «Somos una compañía muy estructurada, un equipo que trabaja de una manera especializada y que sigue la divisa de la disciplina». Por ello, no se deja nada al azar.

La escuela Tropicana se encarga de formar a las futuras estrellas del cabaret, crea «un stock de bailarines y modelos». Durante un año, los aspirantes trabajan duro. «De los 100 que se presentan sólo se licencian ocho», comentó Valdés. La razón: «la búsqueda de la calidad». «Actuar en el Tropicana es el sueño de cualquier bailarín cubano», aseguró Idra María Roca, una de las cantantes solistas. El espectáculo siempre es «único». «Durante sesenta años, la estructura técnica ha ido variando, pero el resto no». Es la única manera de «mantener el espíritu de la música cubana, su esencia» a través del tiempo.