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El primer encuentro de la Capilla de Sant Pere en la Seu con el artista que va a transformarla fue casi multitudinaria. Autoridades, representantes de entidades políticas y privadas, prensa. Miquel Barceló siempre concita curiosidad y la de ayer era una cita esperada por muchos de los presentes. «Tenía el proyecto de utilizar la Seu como un espacio expositivo porque es el lugar más excepcional de Mallorca, pero no de intervernir, esto no lo había pensado nunca. Y en cuanto a la cerámica, hace pocos años que trabajo en ella, es una cosa nueva que me pareció lo más adecuado para este espacio y no el fresco», contestó refiréndose a antes de que hablara con la UIB y sugiera el proyecto.

«Esta maqueta sólo es una indicación que explica el tema y un poco la plástica, tal vez sea un poco exagerada, con elementos excesivos, es para que puedan entenderlo, como una miniatura en relación con un cuadro». «Pienso que la Seu es un gran monumento de aire y que es importante el material único de tierra y de vidrio que, como la Seu, son muy antiguos, pero utilizando la tecnología más absolutamente moderna para fabricarlos; la particularidad de esta obra es que no se trata de rajolas ni trozos de cerámica unos detrás de otro, sino que es una superficie de entre 200 y 300 metros cuadrados que dará la vuelta completa a la capilla, que dejamos que se separen orgánicamente en grietas y después montamos como un puzzle con piezas de aproximadamente tres metros». Es el proceso de un trabajo para el que utilizará el ordenador como herramienta.

«Es una obra única y en ella no sucede como en un cuadro, en el que puedes repintar, no se puede corregir, si algo falla tengo que volver a comenzar». Los vitrales servirán para colorear las paredes. «Hemos hecho simulaciones, como en el solsticio de invierno, para que los vitrales coloreen las paredes y los colores estarán en su sitio como se hacía en las catedrales góticas con los caminos de luz, son cosas que vienen desde los egipcios o tal vez antes, y a la vez muy contemporáneas porque utilizamos escenas virtuales».

La Seu, que representa la cultura de estas islas, «continúa siendo como una isla, me agrada pensar que puede ser radicalmente moderno un lugar como este y que ese es el espíritu que tenían los constructores de la Seu, y Gaudí y Jujol cuando hicieron su intervención fustrada, es un gran honor que espero que justifique la obra». «Yo he ido trabajando hasta que hemos conseguido reunir las sumas necesarias, hace dos años que trabajo en esto y queda bastante; es normal que haya división de opiniones y aún habrá más, sería sospechoso que hubiera una especie de unanimidad». El artista rió cuanda se le preguntó si la prensa podría verle trabajar en la Seu: «No podría hacer nada si viniérais a verme».