El catedrático, historiador del cine y crítico cinematográfico Romà
Gubern ofreció ayer en el Teatre Municipal de Palma la conferencia
«El pánico terrorista en las pantallas norteamericanas», en la cual
analizó las consecuencias que tuvieron en el cine y la televisión
los atentados del 11-S. «La película que se inició con el 11-S será
muy larga y de desenlace incierto», concluyó. Pere A. Serra,
presidente del Grup Serra, fue quien abrió el acto. Avanzó que los
asistentes asistirían a una «sesión de cine sin cine» y recordó una
anécdota que le explicó Catherine Zeta-Jones, que en su última
película «no sabía quiénes eran los buenos y quiénes los malos,
porque el cine ya no es como el de antes».
Simó Andreu -«el actor mallorquín por excelencia», como lo
definió Pere A. Serra- presentó al conferenciante. Romà Gubern
empezó su intervención haciendo un repaso de la violencia bélica en
la pantalla, que «siempre se ha utilizado de manera funcional en el
cine». Recordó cómo Hollywood ya utilizó la Guerra de Cuba para los
intereses patrióticos con películas como «Rasgando la bandera
española». «La industria cinematográfica siempre ha estado al
servicio de la estrategia que ha marcado el gobierno norteamericano
en las distintas guerras en las que ha participado», dijo.
Sólo destacó la Guerra del Vietnam, «una confrontación que fue
impopular por culpa de los medios de comunicación», y aseguró que
una de las razones fue «la aparición de la televisión en color, que
permitió al espectador diferenciar entre la sangre y el barro».
También, y siguiendo con la historia del cine, explicó que desde el
estreno de «King Kong», en 1933, la destrucción de Nueva York ha
sido una imagen recurrente en el cine. Una destrucción que se hizo
habitual en el cine catastrofista de los años 70, en el que los
terremotos, los incendios o los aludes, creaban el pánico entre los
ciudadanos.
«La aparición de este cine coincide con el auge de los verdes en
la política y su intención es demostrar que la naturaleza mata y es
perversa, que es el enemigo principal y el que la vence es el
técnico. En la historia del cine americano también ha variado el
antagonista. Y así lo hizo ver Gubern, que explicó que primero
fueron los rusos, después los chinos y, finalmente, los musulmanes.
«Hoy es imposible pensar que los malos de las películas americanas
sean los musulmanes, porque tras la guerra de Afganistán han
intentado demostrar que no se trata de una guerra contra el
Islam».
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