Federico Climent es el artífice del nuevo proyecto. Foto: S. AMENGUAL

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El Col·legi d'Arquitectes de Balears da un vuelco a su política cultural y acomete un programa a cuatro años, «con desarrollo detallado éste y el próximo», para potenciar los aspectos culturales de la arquitectura, y que ha sido elaborado por Federico Climent, vocal de la entidad responsable de esta materia. Planteamientos a medio y largo plazo sobre bases sólidas. A ello aspiran con tres líneas de actuación: formación, actividades y publicaciones. «La junta de gobierno se ha hecho el firme propósito de dar un giro cultural a la institución», explicó Climent.

«Lo primero era elaborar un programa de actividades, que nunca se había hecho, con un desarrollo detallado que permitirá planificar la inversión en tiempos difíciles». Climent lleva trabajando desde junio en el proyecto y ahora se ha decidido a contar las líneas generales. «Prefería guardar silencio hasta que las bases estuvieran elaboradas». La filosofía de este cambio se apoya en «caminar hacia la normalidad de la institución; no se trata de fuegos de artificio, sino asumir nuestro papel de cara a la sociedad y a los colegiados, ofreciendo servicios culturales con garantía de continuidad».

El Col·legi busca «implicarse con la realidad, intercambiar conocimientos, mantener un cambio de impresiones y no mirarse el ombligo». Uno de los primeros objetivos de Climent ha sido «una política de colaboración con distintas instituciones para que incluyan en sus programas actividades relacionadas con la arquitectura, que el colegio deje de asumir en solitario que la arquitectura es cultura». Se trata de «ampliar las relaciones con entidades de base social más amplia», asegura Climent.

En cuanto a la formación, se plantea en varios aspectos: «Potenciar la investigación pura y dura; la formación permanente de los colegiados, "los jóvenes recibirán especial atención", y otros profesionales relacionados con la arquitectura; que ésta tenga presencia en la Universitat de les Illes, donde ahora es mínima, comenzando por cursos de postgrado y máster, como el de diseño del paisaje, para formar a especialistas; institucionalizar jornadas ya hechas, como las dedicadas a arquitectura y medio ambiente, y organizar ciclos de conferencias abiertos al conjunto de la sociedad», explica Climent.