Actualmente las excavaciones se realizan quince días al año.

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El Ajuntament d'Alcúdia tratará de desestacionalizar las excavaciones de Pollentia creando un grupo de investigación permanente que trabaje todo el año en el recinto romano. El área de Patrimonio del Ajuntament está redactando un proyecto de investigación que presentará para su financiación al programa europeo Interrec 4. El regidor de Patrimonio, Miquel Llompart, explica que «en principio buscamos ayuda europea para mejoras de equipamiento en el recinto de Pollentia pero esta línea de subvenciones se creó exclusivamente para programas de investigación».

Así las cosas el Ajuntament pensó en crear un grupo de investigación que permita ampliar los trabajos en el yacimiento «para investigar en las excavaciones más de quince días al año», dice Llompart. Las excavaciones en la ciudad romana de Pollentia avanzan a un ritmo muy lento. De hecho, en los últimos 20 años se han excavado aproximadamente dos hectáreas y media en una ciudad que ocupa al menos veinte.

Desde el año 1996 las excavaciones están dirigidas por los expertos Antoni Arribas y Margalida Orfila, profesora de arqueología en la Universidad de Granada, que han realizado avances importantes. El Ajuntament d'Alcúdia patrocina cursos dirigidos a la formación de estudiantes de arqueología que se desarrollan bajo la dirección de los dos expertos durante quince días al año en Pollentia. Pollentia es el primer yacimiento de Mallorca en el que se realizaron excavaciones arqueológicas reguladas con permisos oficiales, el primero de los cuales fue concedido por la Junta Superior de Excavaciones en 1923 a nombre del profesor Gabriel Llabrés.

Desde entonces hasta ahora los trabajos de investigación han atravesado momentos difíciles. Hasta que se interrumpieron con la Guerra Civil, las excavaciones estuvieron financiadas por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, por lo cual los objetos hallados se trasladaban a Madrid, al Museo Arqueológico Nacional. Sólo tras duras negociaciones, desde 1927 se consiguió que quedaran en depósito en el museo provincial de Bellas Artes de Palma, si bien el Arqueológico de Madrid podía reclamar las piezas de más importancia.