El escultor Manolo Paz ha reunido sus últimas obras en la
galería Altair bajo el título «Penetracions», piezas en granito de
Galicia, su tierra natal, a base de formas orgánicas redondeadas,
con vacíos y llenos. En contra de lo que es habitual en su trabajo,
en el que las esculturas son como potentes pero ligeras moles de
piedra que surgen de la tierra, en esta muestra dos de ellas
cuelgan suspendidas del techo. El artista prepara trabajos para
Arco, donde expondrá con dos galerías, y una muestra en
Chicago.
«La piedra se ve como algo muy sólido y pesado por eso he
querido dar la idea de movimiento, es como quitarle la rigidez»,
dice este artista de hablar pausado que al enfrentarse a ella busca
«sacarle el alma». El material «está ahí, se trata de darle forma,
revivirlo», añade. Muy influenciado por la potente presencia de los
monumentos megalíticos de la cultura celta, Paz parte de las raíces
para convertir sus esculturas en «elementos contemporáneos». Paz es
un artista al que gusta trabajar con los materiales autóctonos allí
donde va, como sucedió con la escultura de lajas de piedra de
Binissalem que creó en Palma, en la calle Pólvora, donde permanece
como parte de la colección de la ciudad.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.