«Espero que no llueva». Instantes antes de la actuación, Lolita
se preocupaba por las nubes que tapaban el cielo de Palma. «Y que
no haga frío». Fueron el frío y la lluvia los que no permitieron
que su deseo se realizara y los que obligaron a suspender una
actuación que, en principio, tenía que estar llena de
«sorpresas».
En 1975, Lolita grabó su primer álbum, «Amor, amor». Cantaba
baladas aflamencadas y coplas tradicionales, una mezcla que agradó
al público tanto joven como adulto. Su mayor ídolo era Serrat, su
principal inspiración de aquellos primeros años. La primera
actuación de Lolita fue en la ciudad de El Val, en la provincia de
A Coruña. Toda la familia estaba presente, excepto su madre, Lola
Flores, que tenía una gala en otro lugar. La joven decidió pintarse
mucho y, de tanto maquillaje que se puso, no pudo abrir los
párpados y cantó a ciegas.
De su primera actuación a la última han pasado varios años y la
artista ha madurado. «La gente que ha seguido a Lolita y le gusta
tal y como es podrá verla en su máximo esplendor». Empezó su
carrera con baladas aflamencadas y continuó con el pop. Sus dos
últimos discos, sin embargo, se adentran en sus raíces, unas raíces
que proceden de su infancia, marcada por el flamenco y la rumba. En
su último concierto en Mallorca, celebrado el año pasado, pudo
verse esta nueva Lolita. «Guardo muy buen recuerdo de mis
actuaciones en Mallorca», aseguró.
En sus discos, la cantante ha contado con la ayuda de
compositores como Armando Manzanero, Parrrita o Arturo Pareja
Obregón. Su vena como compositora se ha dejado ver en algún álbum,
una muestra más de su intención por trabajar tal y como le gusta.
Había prometido una gran actuación, pero el tiempo impidió que se
llevara a cabo.
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