Marcel Marceau ha construido a lo largo de su vida un lenguaje sin
palabras. Sabe transmitir las emociones, las sensaciones y los
sentimientos a través de sus acciones. Si llora, su cuerpo llora.
Si ríe, su cara ríe. Y, si se emociona, todos sus músculos se
contraen para expresar, sin decir nada, su emoción. «Lo mejor de
Marcel Marceau» es un resumen de sus cerca de 60 años de silencio
que podrá verse en el Auditòrium de Palma el 24 de febrero.
El espectáculo se divide en dos partes. En la primera, el mimo
inicia al público mediante algunas de sus 55 pantomimas. En la
segunda, surge Bip, su personaje más conocido. Bip nació cuando
Marceau tenía 24 años. Un año antes, se había inscrito como
estudiante en la Escuela de Arte Dramático de Charles Dullin. Su
primera obra fue «La vida es sueño», representada en el Teatro Sara
Bernhardt. Empezaba su carrera.
El mimo creó a Bip como su alter ego, un payaso con una camisa a
rayas desgastada, con pantalones anchos y una chistera blanca y
deformada. Le pintó la cara de blanco en homenaje al Pierrot de la
Comedia dell'Arte y le puso un corazón de vagabundo como Charlot o
el Quijote, llamándole «un Quijote contemporáneo que se enfrenta a
los molinos de la vida actual». Una vida que, tiempo atrás, había
sufrido el ataque nazi. Su paso por la Resistencia Francesa le
marcó para siempre, llevándole a luchar sin palabras para que no se
repitiera la historia.
En 1949, Marceau fundó su propia compañía, la única en el mundo
centrada en el mimo en aquella época, con la que produjo, dirigió y
presentó un total de 26 mimodramas entre los que destacan «Pierrot
de Montmartre» o «Paris laughs, Paris cries», entre otros. Junto
con sus compañeros, recorrió medio mundo hasta 1964 cuando, los
problemas económicos, le obligaron a disolver su compañía. Es así
como se convirtió en mimo solista.
Marceau no sólo ha trabajado sobre un escenario, también ha
actuado en el cine. Cuando empezó su carrera en el universo de la
pantomima, el arte de hablar sin palabras se encontraba en un
momento crítico. «El mimo no tenía nada. No contaba con apoyos,
habría desaparecido con la llegada del cine si no fuera por haber
creado nuestra compañía», aseguró. Sin embargo, el empujón
definitivo fue el salto a la gran pantalla. Marceau apareció por
Hollywood e internacionalizó el silencio. Acudieron a verle actores
como Gary Cooper, Marlon Brando, Fred Astaire o Charles
Laughton.
Después, llegaron las películas. Marceau participó en filmes
como «First Class», donde interpreta 17 papeles diferentes;
«Shanks», donde se convierte en un títere sordo y mudo; o «Silent
Movie», de Mel Brooks, donde sólo dice la palabra «No». «No sabía
qué le podía atraer a las grandes estrellas de un arte como el mío,
su trabajo era totalmente opuesto al mío».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.