La artista Paloma Navares posó ayer ante el edificio de la Fundació Pilar i Joan Miró.Foto: MIGUEL ÁNGEL CAÑELLAS

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Paloma Navares (Burgos, 1947) ha pasado el fin de semana en Palma, visitando la Fundació Pilar i Joan Miró, donde expondrá el próximo mes de abril. Navares es una artista visual que trabaja desde lo personal para expresar su preocupación por el individuo en sociedad.

-«Al filo», que ahora expone en Madrid, tiene que ver con una experiencia personal tras sufrir problemas con la vista, pero el aspecto autobiográfico está presente en toda su obra.

-En este caso ha sido un acto voluntario de concretar una etapa de mi vida en esta exposición. Siempre he utilizado mi entorno familiar, casi siempre son mis manos, mis pies, mi cuerpo los que me han servido para fotografiar o para modelar, siempre hay una transmisión muy directa. En «Al filo» trato una experiencia personal que se inicia en 1996, tras una serie de desprendimientos de retina, con un periodo muy largo de reposo que me hace reflexionar sobre la actitud de la mente en un momento determinado. Es ese juego de dualidad que queda reflejado en todo mi trabajo, la luz y la oscuridad, lo objetivo y lo subjetivo. En mi obra se habla de lo que es el individuo social, el entorno, cómo va desarrollando los sentimientos y cómo estas emociones se debilitan con el desgaste del día a día.

-¿Utiliza su cuerpo como una herramienta o hay otra intención?

-Ambas cosas. También un punto de reflexión, de búsqueda de identidad como mujer; creo que hoy esto es común a muchas de nosotras, artistas, escritoras, la necesidad de buscar tu identidad, quién eres.

-Es una artista muy de su tiempo en los elementos que utiliza. ¿Las nuevas tecnologías han dado un vuelco al arte?

-Tanto la incorporación de las nuevas tecnologías como la maquinaria en general. Mi interés se centra más en aquello que está más próximo, en lo cotidiano, en lo que está al alcance de la mano. No me interesa la cámara de vídeo o de cine fantástica, sino aquella herramienta que es común a casi todos con la que hago algo, lo rescato un poquito de la vulgaridad, lo etiqueto, entre comillas, bajo la palabra arte y me queda protegido, me sirve para narrar cosas más íntimas, más personales.