Oteiza, que mantenía una especial relación con Navarra,
comunidad a la que donó una parte importante de su obra, había
expresado su deseo de ser inhumado en la localidad en la que vivió
durante muchos años, en una casa en la que se ha construido el
Museo Jorge Oteiza, en el que, desde finales de este mes de abril,
fecha prevista para su inauguración, se exhibirán sus creaciones.
En un lugar también elegido por él, junto a la iglesia de esta
pequeña localidad del valle de Egüés, de 165 habitantes, el artista
vasco reposa en una fosa unida a la de su esposa por una doble cruz
de bronce, réplica de la diseñada en madera por el escultor con
este fin cuando murió su mujer. Sobre su tumba se colocó la
reproducción de una de sus obras mientras algunos de los presentes,
entre ellos el Secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de
Cuenca, y numerosos amigos, autoridades, políticos y representantes
del mundo cultural, se despedían del artista entonando el «Agur
jaunak».
Oteiza, considerado como el «patriarca» del arte contemporáneo
vasco y el principal referente de la escultura en España, murió en
San Sebastián, tras más de dos meses hospitalizado a causa de una
neumonía, y su capilla ardiente quedó instalada en el Palacio de la
Música de Zarauz, donde acudieron a despedirle familiares, amigos y
representantes del mundo cultural, social y político. Desde Zarauz,
donde el artista residió los últimos años, sus restos mortales
partieron hacia la localidad navarra de Egüés, en cuya parroquia de
San Martín se celebraron los funerales. La ceremonia religiosa fue
oficiada por el párroco de Egüés, Primitivo Tineo, ayudado por el
hermano del artista, el capuchino Antonio Oteiza.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.