Si se tiene en cuenta la leyenda, hablar con un Sex Pistols puede
suponer algún tipo de agresión verbal por parte del músico. Sin
embargo, hablar con Glen Matlock, primer bajista de la formación
británica, es todo lo contrario. «Haber pertenecido a los Sex
Pistols ha sido un arma de doble filo, un honor pero también un
estigma», aseguró. Matlock actuó junto a The Philistines en la
segunda y última jornada de la IV Fira del Disc.
«Hicimos buenas cosas pero, a lo largo de mi carrera, siempre me
ha acompañado el hecho de haber pertenecido a una de las bandas que
más ha escandalizado». El músico, acosado por jóvenes seguidores
como los miembros del grupo Rivolta y otros no tan jóvenes, aseguró
que «la leyenda ha ido creciendo con el paso de los años».
«Seguíamos las directrices del sexo, drogas y rock and roll, pero
el mito ha exagerado las cosas». Un mito que se basó en unas letras
sencillas pero críticas con la sociedad que se acompañaban de unos
conciertos en directo extremos. «No buscábamos escandalizar, sólo
queríamos hacer buena música».
Para Matlock, «las personas más conservadoras nunca escucharon
nuestras letras, sólo nos criticaron por nuestra actitud». Veinte
años después de su separación, Sex Pistols volvió a reunirse
«principalmente por dinero pero, también, por la insistencia en que
lo hiciéramos por parte de nuestros seguidores». «Nuestro papel en
la historia es ser los mejores». De ahí que, hoy, no escuche música
posterior a 1973. «La música actual es una copia de lo que se hacía
en los setenta». En aquella época, «era joven y me encantaba lo que
se hacía».
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