Antich saludó a las religiosas de clausura durante su visita. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

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El palmesano Convent de las Caputxines, en la calle del mismo nombre, abrirá sus puertas para mostrar cómo transcurría la vida en un monasterio a lo largo de los siglos. Será dentro del itinerario cultural «Els convents de Ciutat», organizado por el Govern. Para acceder al recinto, y participar en el recorrido, se deberá concertar una visita guiada en el teléfono 636 43 00 00. El precio, de 6 euros, revertirá en el mantenimiento del convento. El presidente Francesc Antich y el conseller Celestí Alomar presentaron ayer este proyecto junto con la religiosa sor Aina Mateu y el vicario general, Andreu Genovart.

En las Caputxinas, único monasterio que, de momento, se podrá visitar por dentro, se proyectará un vídeo dirigido por Luis Casasayas, titulado «Espai i vida en el món de la clausura femenina a Palma», en el que se aportan datos sobre la historia de los conventos femeninos de Ciutat. Los historiadores del arte Aina Pascual y Jaume Llabrés, que desde mediados de los noventa trabajan en la catalogación y exposición del patrimonio de estas religiosas, han sido los autores del proyecto expositivo, que no sólo da cuenta del valor artístico, sino también del etnográfico. Este conjunto monumental, junto con el itinerario que lo alberga, forma parte de una oferta institucional que busca «complementar la actividad turística», como ayer explicaron Antich y Alomar. Por ese motivo, en la visita inaugural participaron algunos invitados procedentes de fuera de la Isla, expertos en patrimonio cultural y representantes de tour operadores.

Si hasta ahora el convento mostraba en Nadal su colección de belenes históricos, complementada anualmente con una exposición, -actividad que sigue en pie-, la apertura de algunas de sus salas dentro del recorrido antes citado ofrece la oportunidad de que mallorquines y turistas puedan acercarse a la vida intramuros. Aina Pascual y Jaume Llabrés han seleccionado piezas y espacios muy reveladores. Desde cerámica de uso común, hasta utensilios de bordado o planchado, dos actividades que hicieron célebres a las Caputxinas.