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El artista Rafael Mahdavi regresa a Mallorca. En la galería Joan Guaita inaugura hoy una colección de pinturas que toman su referente en autores clásicos: Mantegna, Bellini, Patinir o Ingres. También expone esculturas conceptuales. Escuchar a Mahdavi es siempre una lección de arte, -que ofrece con desinteresado entusiasmo-, no en vano es profesor de pintura y escultura en la Escuela de Arte Parsons, de París, y de dibujo puro en la Escuela de Bellas Artes de Amiens. Para explicar el trabajo que expone en Palma, Mahdavi comenta: «Cada domingo acudo al Louvre. Allí veo cómo la gente va pasando ante los cuadros sin detenerse».

Frente a las prisas de los visitantes, apurados, seguramente, por la intención de recorrer un gran museo en sólo una mañana, el artista comenta que él se detiene tanto tiempo ante los cuadros «que, al final, el público acaba observándome a mí, sorprendido». De su mirada profesional y profesoral surgen certezas: «Mirar un cuadro es saber viajarlo, y luego está el contenido». Este gozar de los clásicos, «mis amigotes», nace una reinterpretación de sus atmósferas, paisajes, arquitecturas en la que Mahdavi, desprendiéndoles de las figuras que los pueblan, -personajes religiosos o mitológicos-, crea nuevas, otras composiciones protagonizadas por símbolos característicos en su trabajo: la caracola, el perro, el círculo, «que me sirve para ordenar el cuadro», la mano, «elementos que coordinan mi matriz».

«Ellos reflejaban sus fantasmas y yo puede que los míos», apunta sobre sus «admirados» clásicos este hombre de enorme cultura, erudito y políglota, que dice a sus alumnos mientras les enseña a dibujar sobre un papel en blanco: «El talento lo dejáis en casa». ¿Qué le responden ellos? «Se enfadan». Lo hace para espolearles porque está convencido de que en la pintura «no basta la gramática física, el color, la textura, yo quiero más, más carne y patatas». Escultor conceptual, dice rotundo que el arte debe tener límites y que «no es posible separar la ética de la estética».