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EFE - CANNES
Dos filmes muy superficiales, procedentes de Estados Unidos y Francia, presentados en la competición oficial del Festival de Cannes, irritaron ayer a parte de la crítica que consideró su calidad muy discutible para estar en el certámen. El más criticado fue «Elephant», de Gus Van Sant, que propone un incoherente drama sobre la violencia que de tiempo en tiempo ensangrenta los institutos educativos de su país.

La cinta francesa, «Swimming pool», de Francois Ozon, es una banal investigación sobre el proceso de creación de una escritora, con un guión muy pobre y una interpretación aceptable de Charlotte Rampling y la joven Ludivine Sagnier. «Elephant» no ofrece ninguna clave para desentrañar la causa de los asesinatos que de tiempo en tiempo tienen lugar en los centros educativos de EEUU. La cámara sigue a varios estudiantes que ingresan en el edificio, documenta sus movimientos, sus conversaciones intrascendentes, sus actividades escolares. Todas estas acciones son excesivamente largas y confusas, ya que los puntos de vista y los tiempos en los que ocurren, cambian a menudo.

El resultado es un filme aburrido y previsible que ignora la sutileza y que muestra, en última instancia, que el terrorismo que Estados Unidos busca fuera de sus fronteras está dentro de ellas. La cinta francesa tiene una estructura mas sólida, aunque adolece de un guión poco conseguido. Los diálogos son de una superficialidad pasmosa y la historia en sí mismo tiene poco interés y originalidad. Muestra los conflictos entre una escritora inglesa a la que su editor presta su casa de veraneo y la hija adolescente de éste.