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EUROPA PRESS -MADRID
El Rey entregó ayer el Premio Pritzker de Arquitectura 2003 al hijo de Jorz Utzon, arquitecto danés que reside en Mallorca desde hace años y que no pudo acudir a la ceremonia por motivos de salud. «Sin preocupaciones lingüísticas, sin la obsesión de hacer una arquitectura marcada por la sumisión a un estilo, sus obras son directas y frescas, respetuosas y atrevidas, inesperadas y lógicas al mismo tiempo», dijo Don Juan Carlos sobre el galardonado. En el acto, celebrado en la madrileña sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, también estuvieron presentes entre otras personalidades, la Reina Sofía; el alcalde de Madrid, José María Àlvarez del Manzano; el presidente del jurado del Premio Pritzker de Arquitectura, Lord Rothschild; y el presidente de la Fundación Hyatt, Thomas J. Pritzker.

Durante su discurso, el Rey también afirmó que los rasgos de identidad de Utzon son «su independencia y su voluntad de alcanzar una expresión propia, siempre atento a la sociedad a la que sirve», a la vez que hizo referencia a la obra que le consagró como figura de primer orden, la Ópera de Sydney, en Australia. «Con esta obra ha conseguido una de las metas más altas a las que puede aspirar un arquitecto: convertirse en símbolo de la ciudad y aún del país en el que se levanta», dijo. En esta misma línea, el Rey indicó que pocos como Utzon tienen «una visión de la historia de la arquitectura tan ecuménica y tan amplia», añadiendo que el galardonado con el Premio Pritzker de Arquitectura 2003 es «un constructor de sueños convertidos en realidad».

Finalmente, Don Juan Carlos hizo referencia al apego que siente Utzon por Mallorca, donde ha construido dos casas, «sin buscar el aplauso o el reconocimiento externo». Al recoger el galardón, Jan Utzon, hijo y socio del premiado desde hace 30 años, disculpó su ausencia y expresó su felicidad y gratitud por el reconocimiento que anualmente otorga la Fundación Hyatt. «Mi padre ha inspirado siempre ha la gente que le ha rodeado, por eso ha sido un privilegio para mi trabajar con él», señaló, a la vez que recordó los años de su padre en la facultad, sus primeros pasos en la profesión y el proyecto de la Ópera de Sydney, «tras el cual el mundo se le abrió», apostilló.