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«En literatura me considero más ambicioso que vanidoso», decía ayer desde Barcelona el escritor Baltasar Porcel a propósito del Premio Mediterráneo Extranjero que se le acaba de conceder en Francia por la traducción a la lengua gala de «L'Emperador o l'ull del vent», su novela ambientada en la estancia de los prisioneros franceses en Cabrera, en el siglo XIX. Con este galardón, Porcel se suma a una lista de ilustres nombres de la literatura contemporánea que también han conseguido el galardón que concede el Centre Mediterranée de Literature presidido por André Bonet. Porcel lo recibirá el próximo día 4 en París, en un acto solemne que se repetirá el 13 de septiembre en Perpignan.

Porcel, que se inclina más por conseguir «premios de prestigio, como éste, que por los honores o condecoraciones», dice que le gustaría pasar a la historia como «un buen escritor». Este autor mallorquín, de clara vocación mediterránea, confiesa, al contrario de lo que dicen otros autores, que «he tenido interés en presentarme a premios, y por suerte los he ganado, movido en unos casos por el prestigio del jurado y en otros por la publicidad». En el caso de este que acaba de ganar, en el que le precedieron Ismael Kadharé o Umberto Eco, entre otros, los autores son elegidos por un jurado de prestigio sin que tengan que presentarse. «Creo que lo que ha ganado ha sido la calidad del libro», una novela que ya consiguió el Premi Ramon Llull, el Nacional de Cultura de la Generalitat, el de la Crítica Serra D'Or y el del Ateneo de Barcelona. Y no sólo eso, sino que ha llamado la atención de los críticos, lo reseñaron hasta en el «Times» de Londres, y de los lectores, lo que en ambos casos le satisface mucho. Porcel describe esta novela como «más existencial que histórica», aunque entiende que el carácter histórico que también encierra haya motivado a los lectores hacia los «hechos objetivos que se narran más que por la pura ficción» pues se trata de una historia «terrible, un episodio tremendo, impresionante y poco conocido». Si embargo, en la Francia del XIX sí se conocía el hecho porque los prisioneros, a su vuelta, plantearon algunas reivindicaciones.

Mientras disfruta del premio, continúa sumergido en su próxima novela, lista a finales de verano, que sitúa en su tierra, «en la Mallorca de los años cincuenta hasta hoy» donde reflejará «un ambiente, una sociedad, unos intereses» y sobre la que asegura que no hará sangre.