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El pintor Eduard Vich inaugura hoy en la galería Marimón de Can Picafort una exposición en la que muestra sus últimas creaciones. La muestra estará abierta al público hasta el 30 de junio. Vich presenta en esta muestra una treintena de obras entre las que hay acuarelas de paisajes, técnicas mixtas, dibujos y varias piezas de gran formato. Una exposición que el mismo artista define como «muy variada». Además, Eduard Vich mostrará algunas de sus esculturas, el último paso en la evolución de su trabajo. «Hace tiempo que quería hacer esculturas, pero no sabía cómo. Un día se encendió una luz en mi mente y empecé a trabajar en ellas. Hago una escultura que forman parte de mi obra pictórica; podrían ser elementos de estos cuadros sacados de la tela y creados en tres dimensiones. Para mi es todo un reto, porque en la escultura están más presentes los defectos y las virtudes». Vich se siente muy satisfecho de estas piezas, aunque también reconoce que «son una lucha constante, porque es un camino nuevo, aunque las hago porque creo que ha llegado el momento».

Sus piezas escultóricas están creadas en papel. «No puedo usar bronce, ni piedra, ni ningún otro material porque mis esculturas forman parte de mis mismo y hay que ser honrado, porque de otra forma no funcionarían». Y añade: «Además, quiero que mis obras estén hechas con materiales no perdurables, porque el artista no es eterno». En la exposición se exhibe un autorretrato, un tema corriente en su pintura, aunque hoy no muy habitual. «Un pintor no se puede esconder nunca detrás de su pintura, tiene que salir, dar la cara. Por eso hago autorretratos», afirma.

Muy corriente en su pintura son los gatos. Un elemento que el pintor utiliza como una metáfora. «Los gatos pueden ser animales honestos, fieles... pero también hay algunos que se disfrazan, que están indefinidos. En las personas ocurre lo mismo y yo prefiero pintar gatos que rostros indefinidos de personas». Otro elemento recurrente son los desnudos, de gran carga erótica. «En el mundo no nos enfrentamos a las cosas como son. Y las mujeres -como los hombres- son como son, desnudas. Se tapan porque tienen miedo de enfrentarse a la realidad», explica, aunque asegura que «lo que quiero no es retratar una mujer, ni su cuerpo. Lo que busco en mis cuadros es retratar el alma. Porque el alma es el reflejo de las personas. La belleza es interior, no exterior».

Eduard Vich asegura que en sus cuadros hay «un cincuenta por ciento de una historia que quiero contar, pero el resto es temperamento, la improvisación, el alma, la sensibilidad».